30 de Julio
(escritura de 10 minutos).
Esta es una historia promovida por mi urgencia. No tiene trama, ni siquiera tiene un hilo narrativo. Los personajes están sometidos a sus
impulsos irrefrenables y todos se caracterizan por la máxima irreflexibilidad.
Es una trama de adicción, de vacío constante, de pesimismo y de un derrotismo
asumido ante cualquier intento de cambio. Esta trama es realmente un clamo, un
grito agónico sin más resolución que una queja vacua, la lágrima de un ojo
seco. Siempre es lo mismo. Una y otra
vez. Unos esquemas activados en las mismas áreas, que embarran e inflaman toda
su zona periférica. Y entonces surge esa congoja en el pecho y esa asfixia
sutil en la garganta. La frente pesa, los ojos cargan con los párpados y las
palabras no se atavían de ninguna forma. Solo son arremetimientos,
observaciones sin dedicación a la estética, a congraciarse, a recibir y a dar. Es una burbuja, invisible para el resto
pero dañina, silenciosamente dañina. El olor es conocido, no conozco su origen
y aunque parece que siempre es algo novedoso, por el hecho de que frustra y
sorprende cuando llega, parece ser que es algo que siempre ha estado ahí.
Llega, arrastra los pies con plomo, amenaza y te hunde, te dice que siempre
estarás ahí y te abocas desesperado a encontrar una solución, no antes o en un
rato; ahora, ahora y ahora. En este segundo depuesto al azar en el tiempo, en
este momento de siestas, desarreglos y acuerdos, gente paseando con sus
tullidas metas. Un personaje de una novela oscura, paseando inadvertido, despechado
por su soledad en cuyo reverso se encuentra empapado por la necesidad
irracional e imperante de ser observado, reconocido, paliado, satisfecho,
compensado….amado. Y en esta historia y su personaje, nunca hay un final feliz,
porque hay demasiado desdén. El latir se acostumbró a la intensidad, a recibir
irrevocable la mala noticia, el no. Ojalá esto solo fuera un réquiem a esa
urgencia por la sed por mancharme en los retazos absurdos de mi entorno que se
visten de felicidad.
31 de Julio (escritura de 10 minutos).
El problema sigue estando. Aunque de pronto encontré un bálsamo inesperado. Mi pensamiento se revuelve ligero, todo asoma con una claridad inusitada. Todas esas construcciones o creencias han llegado a aparecer a lo largo del día, sin embargo, da la sensación de que no me dominan ni irradian en mi del mismo modo. A pesar de su firme influencia no pierdo la certeza de mi propia seguridad ni permito que mi comportamiento se trunque. De pronto se desveló como lo que es, una mera ilusión desde el más profundo dolor. Percibo como un testigo de mi propio proceso mental la injusticia de mis propias afirmaciones, y también la desviación que tienen con respecto a la realidad constatable. Mi integridad se desenvainó de este malestar irracional, pero también descubrió lo frágil que es mantenerse vigente con la propia realidad. lo facil que es caer en el rencor, el despecho, el desamparo, el reproce, la envidia, o cualquier tipo de pensamiento que automático y fugaz invade mi mente y me hace imposible interactuar con los demás de manera normalizada. Puedo observar como estas pruebas nimiosas y superficiales han afectado a mi autoconcepto, la constante búsqueda de la reafirmación, la aprobación puesta en suspenso, el identificarte con tu proyecto para que inherente se mantenga la valía, esperar agónico una gota de placer. Esas voces han, de pronto, sido calmadas. de pronto me depuse a una extraña experanza de que todo irá donde tenga que ir y de que también los parámetros y juegos a los que someto esa valía resultan dañinos, injustos e infantiles. No quiero hacer eso! no quiero estar ahí! no quiero estar supeditado a ese ego! no quiero dejar de cultivarme!. Queda vida, proyectos, intereses, vocaciones, ilusiones, sueños por delante. yo elijo qué hacer en ese momento. yo elijo qué potenciar. Yo elijo en base a qué parámetros erigir mi fe.
