martes, 31 de diciembre de 2019

Vuelvo

Un paisaje de esqueletos rescatados,
un peine gris que atempera mi piel,
una posición ciega y sin movimiento,
el vacuo estertor de los muebles viejos.
polvo estancado,
brisas silentes,
caricias fantasmagóricas.
Un desprecio herrumbroso,
un tiempo sin cuento,
un cuento sin comienzo.
Un llaga benigna pero muda
que recubre los reclamos,
que suprime los cortejos
y da voz a lo olvidado.
Una extraña sensación,
de anhelo disconforme,
de líquido sólido
y cambio estancado.
Un espejo en la lejanía,
que muestra los antiguos reflejos
de una sutil angustia
resucitada.

31 de Diciembre de 2019

domingo, 1 de diciembre de 2019

Carta a la alegría

Sé que últimamente tenemos una relación bastante asidua,
aunque con cierta eventualidad parece que nuestra fluidez
puede llegar a ponerse en entredicho.

Tu ocupación en mi reciente espectro vital es resultado
de una mayor consciencia y regulación de los aspectos y condiciones
que nos conectan de manera más fiel conmigo.

En ocasiones anteriores has podido ser distorsionada por la euforia,
que engatusadora y evitativa en ciertos episodios,
ha pretendido destronar a la tristeza.

Alegría, no eres constante porque no eres célebre,
tu presencia es ecuánime porque es reflejo de lo importante.
Nuestro hilo es inmpernne aunque a veces pueda parece invisible.
Atentamente, yo mismo.

23-11-19

sábado, 16 de noviembre de 2019

Desde la salvaje amnesia

Desprovisto de valores esbeltados y cristalinos,
se descubre la imperenne fuerza de la naturaleza,
con su habitual disimulo
de hierbas hundidas en el pecho
y ataviados cortejos de la mentira.

Como una enredadera súbita, esculpe tu cuerpo
con insolemne anonimato,
destripando el rostro,
la idiosincrasia de tus pupilas y desfigurando
las cuadriculadas marcas de tu misión,
que es maquetada y despuesta por ambiciones descolchadas
sobre el cuerpo de los ignorantes.

La fuerza se alimenta de pretextos para levantarte
ante insignias costumbristas con fé,
Mi testificación me sitúa al margen,
cotejando, maniatado, el paso del tiempo
y la repetida historia de histéricos
que vivimos una y otra vez
desde la salvaje y sutil amnesia.

16-11-2019

viernes, 30 de agosto de 2019

Refugio

Una burbuja de metal eclosiona con un "pop" discreto,
barrunta la red de las palabras,
agria la traquea,
seca los oídos,
transforma los brazos en cera en proceso de secarse,
los susurros retumban,
como si el sonido perteneciera
a otro tiempo.

Tras la burbuja, no queda nada,
tras esta acumulación de barro acelerado
y de ligera agonía incatalogable.

¿Cual es esa posición destemplada
donde me ha llevado?
Aquí hay carriles negados,
ilusiones cuestionadas,
instrumentos desolados sin dueño
que contemplan el ligero tránsito del polvo.

La agonía sin nombre tiene una manera peculiar de torturar,
marca su presencia con un martilleo sordo que se cuela entre risas ordinarias,
y que solo puedes justificar como un ocasional desinfle del ánimo,
por no echar gasolina al drama.

Aunque con estas palabras,
un timbre desconocido y vehemente
marca su presencia en mí.
Parece novedoso,
pero lo noto como si siempre hubiera estado.
Es un enfado tosco, pero fondeado más allá de las cortezas que puedo describir.
Es resentido, radical, prevenido y esta ataviado de grandes resortes para sobrevivir.
Sabe que puede tocar con su mano
mis paredes blancas
y teñir las vivencias, de anécdotas congeladas.
puede deponer mi misión en una viñeta, tras otras,
tras otra...

No llora, no se lamenta,
no induce terror.
Solo agarra,
anulando las pupilas,
haciéndote recordar lo que nunca olvidas.

En su refugio hay hastío,
pero no hay pérdida,
hay dureza, pero
(tras un rato sin luz) hay algo parecido
a serenidad.
No hay formas
y así
nada se cuestiona.
No hay conductores porque las ilusiones,
se desvanecen
al rato de nacer.

Es el acomodaticio espacio que a veces se descubre
al estallar la burbuja,
esa frente anestesiada hace presencia de súbito,
desfloreciendo los motivos que encontré para seguir... un camino.

Me regreso, sin pelo, a este refugio,
donde, acurrucado sobre mi mismo,
lo inmediato pasa a ser un recuerdo
y, lo que acontece, un estertor lejano.

Aparece para vestirme de nuevo
y recordarme (como tantas veces)
que si la historia brilla puedo ceder a la invidencia,
que todo puede ser y no ser,
que yo elijo:
qué entra, qué sale, qué se queda.
Me recuerda (como tantas veces)
que ante el ruido agudo de los sucesos pasar,
que ante el crecer masificado de un tallo,
y que ante la irrisoria ilusión por los proyectados días,
solo hay un chispazo.

Y un después.

Y nada.


31/08/2019 - Francisco Andreu




domingo, 14 de abril de 2019

El tiempo dibuja...

el tiempo dibuja su experiencia
remarcando las ásperas honduras
de los ciclos,

hondando en la arena,
donde enterramos
las pasiones,
que el resto de la vida,
nos ocupamos de rescatar.

Pero el tiempo,
también consolida lo importante,
desplaza al fracaso
desde una oportunidad perdida,
hasta la resoluta agudeza
de los ojos renovados.

El tiempo es grave y agudo,
se somete a la danza
de lo pobre y lo abundante.

El tiempo también despierta
el agudo vértigo
de la proximidad irrevocable
a la extinción de la historia
y a la abundancia inherente
de ser pequeño.

5/4/19

sábado, 30 de marzo de 2019

Fantasmas livianos

Las muestras del dolor tiemblan,
como la superficie del agua
cuando se interrumpe la quietud.

las grietas del pecho filtran
las lágrimas desecas,
desvelan las punzadas
de las cicatrices olvidadas,
que renuevan su peso
en heridas recientes.

Un fantasma endeble emerge,
proclamado como mártir
de sus propios huesos.

un fantasma endeble,
entregado llano y humilde
a la relectura de su historia.
Historia,
que una y otra vez
se contrae
impaciente,
esperando reversionarse
en cada segundo.
Como un cuello sin aire,
un corazón sin apoyo,
una soledad sin nombre.

Los fantasmas obnubilan,
agarran las zonas áridas,
diluyen tu pecho en el suelo,
hermetizan las burbujas,
engrosan el aliento,
enuncian una proposición
que nunca se resuelve.

Los fantasmas rescatan preguntas
sobre axiomas olvidados,
renuevan los húmedos cuencos,
permiten el llanto discurrir
libre de hilos y tiempo.

Los fantasmas pesan
porque se mueven livianos
sobre horizontes
que ya se conocieron.

30-03-19

sábado, 23 de febrero de 2019

El desprendido cortijo del afecto


De repente, todo se vislumbra como un ciclo infinito
donde me entrego incondicional
al sabor amargo del error,
a su desapercibida sombra.

Cristales finos que aparecieron, repentinos,
en el trayecto que creías impoluto.
Trascendentes palabras que reflejaban, contumaces,
la firme resolución de mi afecto.

¿En qué momento la soledad corrió ecuánime de la mano de la norma?

Pero…
…no hay nada malo en ello.

La consciencia precaria también sabe danzar.
Los que acompasan los féretros también pueden sonreír 
ante el tacto de la madera.

El referente del paraíso es malo cuando colapso y fijo la mirada
en un trasfondo congelado, 
en el hondo subsuelo de mareas
donde avanzan los grandes pasos.
Donde yo
no estoy...

Lo dejo…
…dejo que asome ese dibujo amarillo,
que recubra de azúcar las ensoñaciones
y los humildes trámites.

Dejo que asome con presencia y sin nostalgia,
emblandeciendo como cera, las endebles máscaras del día a día,
que, irrelevantes y sin juicio,
se me deshacen en las manos.

Dejo que asome la potencia del afecto
y que sus olvidados ojos se entreabran.

Lo escucho caminar, sin meta,
pero siempre en recorrido,
mientras lidia con el recuerdo
y la sorpresa.





23/02/19