viernes, 28 de febrero de 2014

POESÍA Y MÚSICA ELECTRO-MÍNIMAL

Mi comentario puede ser un poco atrevido, atrevido por la inusual que voy a describir. Desde hace muchos años me empezó a gustar la música electrónica. Muy lejos de lo que la gente que no entiende este tipo de música piensa, hay muchísimos subgéneros dentro de la misma. Yo me declaro seguidor de la música electrónica minimalista (curioso paralelismo con el minimalismo en poesía, y sobre el cual también se ha dicho que es difícil de bailar o de captar, dado que la electrónica general hace un uso más recurrente de los canones de la música electrónica, parte del ritmo más “normal”). Y en ella he encontrado mucho paralelismo con los recursos retóricos que se han venido utilizando en la poesía. Les dejo un enlace e iré comentando alguno de los que creo que tienen sentido, por supuesto lo que digo es perfectamente cuestionable.

https://soundcloud.com/bugs-n-stuff/intermittent-absolut-techno-001

Antes de nada haré una extensa-intensa descripción del funcionamiento del cerebro en el campo de las percepciones que permitirían aclarar más el contenido de mi mensaje

La audición y la vista:

La audición es posiblemente el sentido más complejo que tenemos. El fenómeno de la sensación no es el resultado (apelando a los receptores periféricos) únicamente de la recepción de una cantidad de energía electromagnética que activa un bastón o un cono como sí ocurre en la vista. El sentido de la audición se regula,
en ese primer nivel receptivo, por muchísimos más parámetros que la visión; amplitud de la onda, frecuencia de la onda, intensidad de la onda... Además, el sentido audtivio es mucho más "confuso" para el cerebro de lo que es la percepción visual, por ejemplo, el sonido rebota entre las paredes y el cerebro tiene que hacer mucho más trabajo de destilación para captar con nitidez el mensaje que a lo largo de nuestro proceso evolutivo hemos entendido que es relevante. En la percepción visual no hay tanto ruido, puesto que la emisión de la luz es directa; desde el objeto hasta el ojo, y necesitamos estar frente al mismo para poder captarlo. Sin embargo, nuestro cerebro es capaz de inferir la procedencia de los sonidos. Es un fenómeno tremendamente complejo sobre los que los neurocientíficos tienen muchas más dudas que con la percepción visual.

Todos los sentidos son uno y la percepción está ordenada:

Una cosa que está clara es que en el individuo existe estados, nos podemos sentir eufóricos, nos podemos sentir depresivos, concentrados en una tarea, dispersos (esto son estados de atención), y también hay estados de conciencia. Pero, ¿qué determina que realmente podamos llegar a sentir un poema y dejarnos empapar por la sensación que el autor quiere llegar a transmitir?. Evidentemente es un proceso interno, o al menos es en el interior donde está el último peldaño. También es posible que todas las vías sensitivas puedan incurrir en ese estado, y todas las artes en sus modalidades se orienten a ese mismo fin.  En este punto es interesante mencionar que en el lóbulo occipital hay una zona que se llama "módulo multisensorial". En esa región tiene lugar el procesamiento de estímulos que vienen de distintas vías sensoriales (que previamente han hecho una ingente cantidad de esfuerzo para simplificar y elaborar la información recibida por separado), y al final convergen en esta región. En ese módulo sensorial, que está interconectado con todos los módulos unisensoriales (vista, oido, gusto...), se pondrá por primera vez en relación información proveniente de distintos sentidos y se procesarán todos ellos conjuntamente. Este paso es necesario para que lleguemos a tener una percepción uniforme de la realidad, donde sonido, vista, y todos los sentidos en general, funcionan correlativamente y no van cada uno por un lado (ese fenómeno que percibimos como “normalidad” y que instintivamente tendemos a tildar de realidad, sin caer en cuenta que es el cerebro, el que con una gran cantidad de esfuerzo, nos permite acomodarnos en esa visión ordenada de la realidad. Es pertinente señalar que es, en este punto, obvio que una de las más relevantes necesidades del ser humano es la de conseguir consistencia interna, y es posiblemente de esa necesidad, de donde salen muchas de las alteraciones que desarrollamos, y de donde desarrollamos, la motivación por polarizarnos en posiciones radicales ante la vida que ofrezcan una delimitación bien clara y coherente de lo que es y no correcto o verdad).
Volviendo al tema del módulo, los estudiosos consideran que es en este módulo, donde tiene origen el fenómeno (o alteración) de la sinestesia. Sin anímo de entrar mucho en el tema, la sinestesia puede ser entendida como un fenómeno que deja evidencia del principio gestáltico: "el todo es mayor que la suma de las partes". En otras palabras, la unión de las sensaciones puede potenciar nuestras percepciones y hacer que el rendimiento o la sensibildiad hacia algo sea más rica. Seguramente hayan escuchado alguna vez que muchos matemáticas no solamente hacen cáculos en abstracto sino que son capaces de pensar con imágenes. Esto no se trata de un fenómeno mágico o que las imágenes generen una especie de inspiración inexplicable en el matemático, esas imágenes representan conjuntamente una relación matemática que de otro modo no se podría lograr, y dicha representación permite realizar una operación mental que de otro modo requerería mucho más esfuerzo, se utilizar un recurso de orden superior porque al final resulta más sencillo hacer la misma operación. Así funciona el cerebro, la ley más importante en la naturaleza siempre ha sido “la ley del mínimo esfuerzo”.

Lo que sabemos ya está en el poema:

El tema neurológicamente más interesante, y también posiblemente la caja más negra, sea el que concierne al procesamiento "arriba-abajo". Me explico, en todo el proceso que he descrito, la relación del procesamiento era "abajo-arriba", es decir, desde el estimúlo a la percepción desde el objeto hacia la mente, desde la realidad externa a la teoría. La información visual comienza en el ojo, y cuanto más superficial o periférico es el procesmiento cerebral más habría que tildar a la cualidad de esta información como más universal o compartida, ya que en este juego los genes y la experiencia atávica de nuestros antepasados está más patente y se expone menos a la flexibilación, y lo compartimos más con los mamíferos. ¿Pero y el procesamiento "arriba-abajo"?: ésta se refiere a la alteración que esa información "aséptica" que estamos procesando sufre debido a motivos internos como puede ser nuestro estado mental, un recuerdo evocado, nuestras espectativas (todo de manera interrelacionado; evidentemente si tienes un estado de intensa sed, tendrás más expectativas de encontrar agua, tu atención intentará dar más amplitud a todos aquellos estímulos que puedan proporcionar hidratación; ya sean estímulos que realmente nos proporcionan agua o que han sido asociado con ello). Esta dimensión más superior del cebero relacionada con procesos de pensamientos más localizados en el lóbulo frontal son una caja negra en la medida en la cual la semántica también lo es para la psicología del lenguaje, disciplina que casi se ha limitado a describir con precisión los procesos más generales y universales. Y es que una ciencia como la psicología, que está continuamente abriendo puertas que no puede franquear, cuanto más se adentra en el terreto “propiamente humano” más constata la insuficiencia de sus intrumentos de medida y el continuo relativismo de las hipótesis.

¿Tiene esto algo que digo algo que ver con la música y la poesía? Creo que necesito un rato para pensarlo. Espero que sí, claro que tiene sentido. Posiblemente los realistas poéticos están dando más importancia al procesamiento "abajo-arriba" buscando significados culturales compartidos (recuerdos y expectativas compartidas) para que en ese modelo o estilo más universal, todos puedan llegar a sentir lo mismo (esto es comparable a que cuanta más claras son las implicaciones de un estímulo, más uniformidad habrá en la reacción; ante un ruido fuerte todos nos sobresaltamos y tenemos una activación súbita del sistema simpático, no se puede decir lo mismo de un cuadro vanguardista). Aunque para algunos simbolistas esto es tildado de conformista, también es cierto que ellos quizá se centran en un procesamiento más del tipo "arriba-abajo" en el cual, con muy poco, el individuo tiene que hacer mucho, y se le exige al lector un papel más activo en el proceso de lectura. ¿Pero hasta que punto un poema excesivamente minimalista está evocando las sensaciones que su autor intenta? ¿Hasta qué punto es el lector el que se sugestiona por esa palabra legitimizada por la academia y el lector condesciende con unas sensaciones que él mismo crea y que al no poder describirlas por sí mismo es incapaz de poner en común con el resto de mortales?. Estos dos polos del debate quizás también los tenemos a un nivel psicofisiológico; ¿hasta qué punto podemos sesgar la sensación recibida por el estímulo para nuestro propio interés o qué ese estímuo se relaciona consistentemente con nuestro estado?¿hasta qué punto uno es capaz de soportar toda la información incongruente con la teoría de que su ego es importante antes de que desarrolle una esquizofrenia? ¿hasta qué punto la percepción consistente de la realidad que nos interesa puede soportar la presión hasta desmentir nuestros suculentos postulados?. En resumidas cuentas, ¿hasta qué punto podemos alterar el origen más universal de los estímulo sin caer en la coherencia o el contacto con el mundo del mismo modo que los poetas vanguardistas se proponen reconfigurar el sentido de las palabras?. Ya me he vuelto a ir del tema de la música y la poesía si es que alguna vez he llegado.

Hemos escuchado en clase la frase de que quizá en cada poema está una parte de todos los grandes poetas del pasado, una parte de Juan Ramón Jiménez, de Góngora, etc. Pero quizá estos preceptos no están solo presentes en el poema y el papel donde se escribió. También en nuestros recuerdos. Y el estilo tradicional también incurre en nuestras expectativas en el proceso de lectura. Esos canclajes son lo que ya sabemos antes de leer el poema. Cuando leemos una palabra estamos percibiendo todas las asociaciones connotativas que a lo largo de nuestra experiencia hemos ido desarrollando, pero esas connotaciones tambíen están relacionadas con la memoria exógena que la sociedad reporta y de la que el individuo se nutre.

La música electrónica:

Voy a empezar a describir algunas de estas cosas en el enlace de música que he puesto arriba. Hemos visto que en el verso libre el elemento de la repetición es importante, y que se supone que facilita un estado de conciencia que está relacionado con el estado meditativo o de hipnosis (para la cual también se utilizan estímulos repetitivos), por poner un ejemplo. Una persona que jamás ha leido un poema le parecerá quizá tonto que se repita una palabra varias veces; “¿Para qué duplicar información?, eso lo puede hacer mi hermano de seis años. Esto no es poesía”. Además lo dicen con la misma severidad con la que yo he escuchado a tanta gente decirme que la música electrónica no es música. Si ponen cualquier trozo del enlace que dejé arriba verán como siempre hay un instrumento o varios que repiten los mismo golpes una y otra vez.

Además, en la poesía, volviendo a esa cultura compartida o imaginario colectivo, los símbolos comparten un grado de alto de consenso, todos sabemos que “la noche, el día, trueno, manzana y agua” sugieren cosas bastante distintas y aceptamos que entre nosotros esas sugerencias son más o menos compartidas. ¿Sucede esto con la música electrónica? Pues sí, en nuestro cerebro están registrados un montón de sonidos, y no siempre somos conscientes de que un sonido nos está recordando a algo hasta que lo hacemos consciente, pero eso no significa que sin darnos cuenta nuestro cerebro esté reaccionando a algo que puede ser como el ladrido de un perro sin que realmente nos demos cuenta de ello. Propongo un ejercicio, vayan al minuto 19.11 de la grabación y escúchenla durante un rato, en relacion con la multisensorialidad a la que antes apelé, ¿qué te sugiere esta música? ¿Te ha venido algún recuerdo? ¿Te parece oscuro o feliz? ¿Te imaginas una historia? ¿Una frase? ¿Te imaginas algo? Es un trozo bastante confuso y hay un montón de estímulos manifestándose y desapareciendo. Creo que es fácil asociar este trozo a la nocturnidad, y creo también que es fácil de asociar a un laboratorio o a un almacén. Todos los sonidos tienen un eco constante, y además hay una especie de sonido agudo que aparece de forma recurrente e irregular que creo que todos hemos escuchado alguna vez a lo largo de nuestra vida, recuerda a ese sonido asociado a la radioactividad, cuando lo escucho se me sugieren dos canicas verdes que vuelan en mi frente y que se van chocando, (lo de verde es por lo de radioactividad, es solo un ejemplo de cómo la música puede hacerte evocar o crear imágenes). Quizá el ejemplo no es ilustrativo, en otro caso puede ser un mono tocando los timbales, un pero ladrando a la lluvia o qué se yo.
Si llegais hasta el minuto 21.00 notareis como parece que hay un caos frecuente, y habréis notado tambíen, como en mitad de esa dispersión y caos, una voz grave aparece con frecuencia, también parecerá que los sonidos se estiran como un elástico y que parece que están luchando entre sí esperando ir a algun lugar. Es un momento, un pico de dispersión que se intensifica con el efecto del eco que luego, tras una pérdida de tensión, acaba por recuperar su orden de un golpe en el minuto 21.14. Estos cambios súbitos me recuerdan a los choques eléctricos de los que Francisco Deco nos habló en clase sobre su poesía. Si veis el grafismo de la página vereis que hay continuas idas y bajadas y que casi se repiten con regularidad, si aprendes a ver la música minimalista a este nivel es fácil entender que no es ni mucho menos es “todo el rato igual”, como la mayoría de gente que nunca ha intentado apreciarla puede pensar. La música electrónica es además un continuo aparecer y desaparecer de estímulos, si consigues verlos puedes disfrutarlo muchísimo. Yo la he utilizado desde hace años para escribir. Esos estímulos a veces se incorporan a una onda ordenada que crece y luego eclosiona, o a veces, lo que hace es aumentar la sensación de confusión que súbitamente se convierte en orden, desperdigando aquellos sonidos que no consiguieron unirse a ese nuevo orden.
Dada la compejidad de la audicion es interesante poder oír esta música con auriculares porque los sonidos pueden aparecer a lo lejos o cerca, por la izquierda o la derecha. Gracias a la neurociencia y la ingeniería de la informáctica hoy día hemos llegado a saber cómo poder representar sonidos arriba, abajo, detrás, o alante en los auriculares, y no únicamente en la izquierda y la derecha, aunque esto lo he visto en pocas sesiones de música electrónica.
Luego en la música tambíen hay algo parecido a la intertextualidad, en este caso no he encontrado ningún ejemplo, pero en ocasiones puedes sentir que se ha incorporado un sonido que no tienes muy claro si te recuerda a algo o no, pero te resulta familiar. También, de pronto puedes caer en cuenta de que es la base de una de las canciones de Mikel Jackson, o de pronto aparece música rusa y desaparece de repente, etc.
En relación con las vanguardias también es interesante apelar a la relación que hay entre la música electrónica y la música tribal (las vanguardias nos instan a explorar esa parte del ser humano, la más “animal”). Además, volviendo a la neurociencia, ¿cual es uno de los sonidos que están casi siempre presentes de manera indirecta en todas las sesiones de electrónica?; el latido del corazón, sonido que estuvimos durante 9 meses escuchando mientras sufrimos el desarrollo más vertiginosos de nuestro cerebro, el sonido y el marcapasos de ese desarrollo primogenio era el latido de nuestra madre. Puede resultar poético sin declinar la rigurosidad que conlleva y también se relaciona con ese motivo de las vanguardias de volver al origen, de olvidarnos del lenguaje y de renacer.

No se si este intento arriesgado por intentar mostrar una de mis pasiones ha sido realmente útil, también acepto que es casi imposible realmente intentar ilustrar todo lo que digo y demostrarlo de una sola vez y por escrito. También entiendo que se me juzgue puesto que parece que estoy equiparando algo de la calle, que en la cuna de su nacimiento se asoció a fiesta y drogas, con la poesía que tiene muchos siglos de tradición. Lo que pretendo es ilustrar que la creación puede que en muchos casos sea penetrada por procesos abstractos que acaban por implementarse en todas las producciones artificiales.

Pues nada, un abrazo.


28-2-14

viernes, 21 de febrero de 2014

En la pasajera orilla...

Inusitado silencio.

Advenido de no sé
que condición.
Me rescatas de mi
abnegada entrega al
ruido de las oficinas.
Me desplazas, me llevas
a la orilla, al vértice
del ruido, donde las
palabras descansan plácidas,
y abrazándose
unas a otras.
Te evocas junto a una
verdad superior,
y las máscaras se evidencian
y se consienten bajo ese valor
inexorable a la vida.
Me acostumbras súbito
a lo innombrable,
a una digestión complaciente
que abraza
los bultos sin masticar.
En la orilla de tí, florecen
esculturas imperfectas
que confunden sus arrugas
con raíces verdes, y que camuflan
su pulcra condición
de ser.
Las contemplo, y ellas más que nadie,
me enseñan a escuchar
las olas...

Silencio inusitado,

Contigo las competencias
 no tienen sentido.
Tú, silencio maternal, que de repente
me protege de la impureza vertida
en prolijos hoyos,
agujeros en dientes,
que se abren por el suelo
como desobedientes farolas.

Haces que ese castigo
parezca demasiado lejano.

Silencio inusitado.
¿Cuánto tiempo tardarás en abandonarme?

21-2-14


jueves, 20 de febrero de 2014

EL APÉNDICE - DIVIDICO POR CAPÍTULOS SIN SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD

Fotografía de un apéndice

CAPÍTULOS:

1- El pensador compadeciente
2 - El poeta en el río.
3- el pensador crítico y discursivo
4- el poeta en el río, otra vez


CAPÍTULO 1- El pensador compadeciente

(un señor amable, que toma un arrebato de resignación, está en un consulta con su mejor amiga. Tiene mucha labia, aunque todo lo que dice es articulado perfectamente se nota cierta vacilación en sus palabras, en las pausas mira por la ventana e incluso olvida que su amiga está con ella).

¿De qué se compone esa materia refractaria que se encuentra entre mi mirada y los objetos? Quizá está más bien descompuesta, o en ella se concentra la carga frustrante del contumaz esquema que resiste, como los apéndices.
Si el apéndice sobreviviera a costa del sistema digestivo sería más que obvio que se trata de un error. Pero cuando vemos a través del error ¿Cómo discernirlo? ¿Cómo ver más allá cuando una ligera variación del hábito ya es otro mundo? ¿Cómo ver más allá si nos obligan a tomar determinación con inmediatez? 
Las cosas son las que son, nos dicen, y nos lo repiten en todos los niveles y todos los lenguajes, y legitimizan esa afirmación hasta el punto de que nos sintamos enfermos.
Resulta que tu posición también se racionaliza en su esquema hegemónico "solo somos vagos, somos una voz fútil de la escala más desnoble del saber".
Te matan, como si el acervo cultural precediera a la vida. Nos dicen que nacemos para insertarnos en un mundo fraguado por manos solventes. Pudren el tiempo, avivan la desgana, desmantelan nuestros motivos y sin quererlo se deconstruyen a sí mismos, porque no entienden que hasta lo supeditado forma parte de una unidad indivisible.

CAPÍTULO 2- el poeta en el rio.

(es solo un poeta en el río)

¡Apéndices! Manchas concentradas, puentes de vida que alzan su cirugía para operar en la mentira. Agua sinusoidal, madre que ostenta sus llanas voces. Ritmo, metro, tono..; secuestro de esa impresión irrecuperable, que a la vez impide el acceso. Muelles que rebotan del sistema y nos recuerdan qué somos y dónde estamos. Cánticos materiales, sugestiones institucionalizadas, rebeldía silente de los perros.

CAPÍTULO 3- el pensador crítico y discursivo

(tiene aspecto estrambótico, tiene las piernas cruzadas como si se empeñara en sentir la presión en su glándula reproductora. Tiene el pelo largo y rizado, parece una peluca. Le habla a un peluche).

La jerarquía económica supuso un obvio error, un apéndice tangible, al menos tras las doctrinas que así lo denotaron y que emanaron de una coyuntura particular, como las que lograron abolir la esclavitud por supuestos principios deontológicos. No se diferencian al fin y al cabo en su determinación por el materialismo dialéctico. 
Los psicoanalistas insisten en el desplazamiento de los síntomas, y que la censura del objeto conlleva a una sofisticación de los mismos. No nos engañemos, la palabra "síntoma" resulta útil para detecar la manifestación a la que nos referimos, pero habría que profundizar sobre la adecuación del término.
La idea que ahora interesa es que cuanto más sofisticado se vuelve el síntoma, más sutil resulta su patente, más ilusión de confort se empeña en su esfuerzo y más confuso resulta también la integración de todos aquellos elementos disonantes (malsonantes, para las altas eminencias en la competencia lectora), que sencillamente acaban por apartarse y constituir un mundo onírico donde los artistas de élite acceden para proclamar, con sus dos tablas de piedra y predicación, cuáles son los mandamientos estilísticos. Es consabido por los psicoanalistas que en la plena implicación del síntoma uno obtiene beneficios secundarios, a veces no tan secundarios, que permiten mantener la adicción por el bucle sintomático, y que la manifestación del síntoma se rige por un principio hedonista, cuyo fin es la catarsis y que resulta plenamente endógeno., egocéntrico y que adem....

CAPÍTULO 4- el poeta en el río, otra vez

(solo es un poeta en el río).

¡Apéndices!, suciedad acumulada a base de pajas de artistas con chistera. Acumulación de mercurio que los imanes sacan de los termómetros, y nos alejan del rió, del mar.
Y nos alejan del  más óptimo relativismo que nos dejaría llegar a la raíz, un silencio desapegado de doctrinas, ahora maltrechado por la grasa de las manos que alzan coronas arbitrarias y que alimentan, sin que nos demos cuenta, nuestra resignación,
que engordan el apéndice.

20-2-14

miércoles, 19 de febrero de 2014

Mi mentira

Y si existen cosquillas silenciadas
en el día, que secuestran las voces,
si libros se acumulan como llagas
y los pomos en tus palmas dan coces.

En la ilusión del sol en la ventana,
que traspasa las tazas y la carne,
el remedio aparece en un instante,
sin camino, en silencio, sin palabras.

Y si juegos de gotas en las olas
deconstruyen en sí esos instantes;
lo compenso con fuerza y ríos de roca.

Si con todo soy centro de mi vida;
yo escribo las trama, y mi parodia,
mi presencia y condena, mi mentira.

19-2-14

martes, 18 de febrero de 2014

Vuelta a ti

Vuelta al hogar,
y aplazado el viaje.
Vuelta al lugar
de viejos calores.

Calores escondidos
que patinan
en la noche,
que difunden
rostros conocidos,
que diluyen venas
en la belleza.

Vuelta al tiempo
descontemplado,
a la llaga escondida
de la nostalgia.

Brote de fuentes,
escandalosa cascada
de cunas que nunca
se exploraron.

Claridad sin ataduras,
básico entusiasmo y
célebre ser de nada.

Calor, calor errático
que adviene de la milagrosa
coyuntura encontrada,
en el espeso
pantano.

Calor, calor por tu tristeza
ignorada, y las tácitas manchas
que dejaron tu ausencia.

Manchas que renacen.

Vuelta a la vida,
al básico resurgir
de los gestos.

Vuelta a ti,
nube blanca y esparcida,
que desgravita mi pena
y desata en tu abrazo
la maniatada resistencia
de mi pulso.

Vuelta a la imperenne
influencia de tu luz,
que hasta ahora segó,
la carcoma de mi tierra.

Vuelta a tu llanto
y tu risa,
a tu agonía
y tu inmensa esencia,
Vuelta a tu cura,
y mi plenitud.

No puedo dejar de imaginar las bombas
de nuestro imperfecto reencuentro.

(Dedicado a mi prima Cristina)




18-2-14

El tiempo se lo llevó

El tiempo se llevó algo más, también congeló una parte de mí y me incapacitó para percibir las minucias de la vida. La carne se hizo roca,  la roca mató los nervios y arenó el plasma sanguíneo, y en ese circuito de misivas perdidas; el cuadro fragua y mis ojos se pierden buscando palabras.
Pero no las hay ¡No quedan! y no sé si están muertas, o descansan.
Lo que es seguro es que ellas no me ayudarían, y consentirlas, solo otorgaría ilusión de que la roca cambia sus paisajes.
La luz de la ventana entra como un engaño óptico, que tan solo despierta la evidencia de la necrosis, y del poco alcance de mis manos. Y es cierto eso, de que de tan irrelevante resulta el latir que al final se para, y que las erráticas palabras adolecen en raíces desconocidas y en hormigón, donde la claridad se funde con el luto anticipado de lo nunca amado. Allí donde las peinetas de las madres se calcificaron y ahora aliñan cada suspiro, y recogen los harapos acumulados en féretros sin nombrar.
Una iniciativa acomplejada intenta asirse como promotor del conjunto, pero es devuelta a la hoguera compartida por el inmovilismo de las ánimas; sus zarpazos verdes y su supervivencia agónica componen el eco del tiempo, que retumba en la cáscara pátina y rala, cáscara dura que tapa sus grietas con nubes negras, que aminoran su marcha ante el escrutinio, que consienten la conservación de esta espesura, y cohesionan los puntos disonantes evitando el fondo, poniendo límite a lo oscuro.
El tiempo se llevó lo que solo él reserva en las acuosas galerías de recuerdos efímeros, evidencias apartadas y fragancias remedadas.

18-2-14

lunes, 17 de febrero de 2014

La curva de tus pasos

En la curva de tus pasos
vacilo como un niño
y me atrapo sin querer
de tus imanes, tus hilos,
que humildemente alimentan
la inconstancia de los mitos,
despiertan sueños diurnos
y fabrican nuevos ritos.
En tu devenir afloran
las presas y los castigos,
las enfermas apetencias
y los focos malnutridos.
No diré que hay un culpable
si el andar es solo mío
y mías son las tendencias
que embadurnan el mal brío.
Tampoco allanaré
tus artificios, los sinos,
que descolman asideros
y desmantelan mis ripios.

17-2-14

viernes, 14 de febrero de 2014

CASA EN RUINAS


Me sorprendo al constatar, y solamente soy un sucinto testigo,

el modo en que la discreta expansión de lo ligero
acaba por conquistar el paisaje perpetuo,
el modo en que lo arcaico 
arena las arrugas y desgasta las vigilias,
absorbiendo el sol en los muros
que solo miran
lo que fue.
Las cicatrices se perpetúan y
la hierba crece en sus costras caídas,
avivando las esperas.
En el fondo, en esa esencia oscura
de lo malvivido, en la quejosa
madera de la mecedora,
un sapo aguarda dormido, impertérrito a
las inundaciones y las sequías.
Y si la herida ya lo mató,
¿Entonces qué es esto? se pregunta;
herrumbre del hábito,
carcoma del abuso,
cimientos aparcados que
soportan la lejana inflamación
de las miradas,
una historia atascada, la deserción
de la espesura y del recuerdo.
Pero sus marcas se deponen como máscaras
que buscan aparearse entre olas oscuras.
Y una eléctrica onda deviene
que orquesta las extremidades muertas
(las mueve como perros que van a ser
arrojados al contenedor).
¡Pero la piedra respira! ¡La sangre se descoagula!
¡El sol es fuego y el tiempo obtuso!.
Detrás de sus secas cabelleras,
también se esconde el fluir
de las montañas.







                                                 JUAN RULFO, casa en ruinas, 1955


13-2-14

viernes, 7 de febrero de 2014

SACAR PARTIDOS

(Rojo está esperando sentado en la mesa de un bar. Pepé llega al bar y lentamente, debido a su edad, se acerca a la mesa y se sienta. Rojo habla lento y parece bastante dócil y sumiso. Pepé habla con más soberbia y altivez. Se nota que se conocen desde hace mucho tiempo)

ROJO – Llegas tarde Pepé
PEPÉ – Lo sé, rojo, lo sé
ROJO – Y tú eres el que me citó
PEPÉ – Que sí rojo, te he citado yo y no quiero que estés de mala gana
ROJO – ¿Entonces por qué llegas tarde? (Silencio) Si es que eres un impresentable
PEPÉ – Bueno Rojo, tampoco es para tanto, se me ha hecho tarde, no le des más vueltas

(llega el camarero y ordenan dos cervezas)

ROJO – Bueno, a ver... ¿qué quieres?
PEPÉ - ¿Qué quiero?
ROJO – Sí , ¿algo quieres no? ¿O si no para qué me citas?
PEPÉ – Te he citado para hablar Rojo, y para hablar tranquilamente (silencio). Ya sé que las cosas no van muy bien últimamente, Rojo. Pero nos conocemos, nos conocemos muy bien y hablar no viene mal.
ROJO -Ay Pepé, siempre has sido muy listo
PEPÉ – Bueno Rojo, yo creo que ninguno de los dos es tonto, se hace lo que se puede, ¿no? Y a veces se tiene suerte y otras no

(Rojo se calla porque sabe que tiene razón. En ese momento llega el camarero con las cervezas. Ambos beben en silencio)

PEPÉ – ¿Sabías que nuestros padres también solían tomar cerveza juntos?
ROJO – Sí, antes de que pasara lo que pasara.
PEPÉ – Sí, antes de eso. Mira que terminaron mal las cosas Rojo. Pero si nos comparamos, ahora van bastante mejor que antes, ¿no?.
ROJO – Hombre, me vas a comparar Pepé, nosotros no hemos vivido una guerra
PEPÉ – No, desde luego, pero cada uno tiene sus empeños, y parece que no olvidamos.
ROJO – Parece que vas de moralista ahora, si es que te sienta muy bien el poder, cuarenta años estuvo tu padre gobernando, sin descanso, y no se cansó tampoco de ser moralista.
PEPÉ – El pasado estuvo mal, Rojo, yo soy el primero que lo dice
ROJO – Estuvo mal... Lo que pasó en los años 30... es que no puedo pensar en eso, Pepé. La cosa es que tampoco puedo olvidar, así que no me pidas que olvide
PEPÉ – Ay Rojo, ya tenemos cierta edad, y no hay que sulfurarse tanto, para lo poco que nos queda...
ROJO – Pero es que tu padre Paco era un desconsiderado. Pero es que os parecéis, Pepé, a tu padre le daba igual la sangre derramada y a tí ahora te da igual la gente que ya no tiene dónde caerse muerta.
PEPÉ – Sabes que eso no es así, Rojo, pero los tiempos que corren ahora son difíciles
ROJO – Bueno, es que para tí todo es muy fácil. Con servir al señorito, criar, e ir a misa los domingos ya estaría todo solucionado.
PEPÉ – Bueno rojo, es que lo hacemos demasiado complicado. Quién nos mandaría a nosotros irnos a Europa, en los tiempos actuales uno se olvida ya de quién es.
ROJO – Qué simple que eres cuando quieres.
PEPÉ - ¿Y qué se te ocurre a tí? Envidioso, no haces más que criticarme pero sabes que al final todo el mundo sabrá quién tenía la razón. Lo que pasa es que no querías verlo y claro, al final se le vió el plumero a tu hipocresía.
ROJO – ¿Hipócrita?¿Hipócrita yo? Bueno, qué poca vergüenza, se ve que en los últimos años tú no has sido hipócrita, solamente hay que preguntar a cualquiera de la calle para saberlo.
PEPÉ - ¿Pero tú te crees que a la gente le importa mi hipocresía? Mi hipocresía va siempre por delante, y cuando solucione el enredo que tú has formado entonces la gente lo agradecerá. Y cuando la gente esté agusto de nuevo ya te diré yo a tí quién es hipócrita y quién no.

(Silencio. Beben un rato y se quedan en silencio)

ROJO – Bueno, ¿y qué quieres?
PEPÉ – ¿Qué quiero?
ROJO – Sí, ¿qué quieres?
PEPÉ – Coño Rojo, ya te lo he dicho, sólo quiero hablar

(Vuelven a beber cerveza)

ROJO -¿Y después?
PEPÉ - ¿Después de qué?
ROJO – Coño, cuando soluciones la crisis.
PEPÉ – Oh, cuando el mundo tenga por ejemplo a España en su gestión económica no habrá quién se resista a nuestra expansión y España volverá al sitio que le corresponde erigiéndose como imperio mundial.
ROJO – Bueno Pepé, no será para tanto, que ya no eres tan joven. Mayoría absoluta que tienes y no eres más que un carca. Si yo estuviera donde tu...
PEPÉ – Si tu estuvieras... ¿Qué? Venga, dilo.
ROJO – Si yo estuviera ahí... Oh Dios. ¡Cómo echo de menos la gestión del poder judicial y el control de los medios de comunicación!. La gente iba a estar más agusto y verían tu verdadera cara.
PEPÉ – Jaja, ayy Pepé, en el fondo somos lo mismo, en el fondo eres igual que yo

(Pepé coge la copa de cerveza y brinda en el aire)

ROJO – Yo no soy como tú Pepé, tú no te preocupas por la gente, ¿Cómo puedes reducir el subsidio de desempleo?
PEPÉ – ¡Que se jodan! (Lo dice riéndose y al decirlo tira cerveza de la boca)
ROJO -Eso, encima de todo con bromas, me parece que no está el horno para bollos. Pero bueno, te quedan solo dos añitos y cuando yo llegue al poder entonces todo volverá a la normalidad.
PEPÉ – Qué inocente que eres Rojo. ¿No te das cuenta de que la competencia se te echa encima? Si no te aclaras ni tú mismo.
ROJO – Perdona Pepé, pero yo sigo siendo el líder de la oposición
PEPÉ - ¿Y el verde?¿y la naranja?
ROJO – Bueno, la naranja lleva aquí poco. Y el verde... no me reconocerás Pepé que con el tiempo no le has cogido cariño. Toda la vida juntos, qué batallitas que nos hemos pegado.
PEPÉ – Reconozco que el cabrón no lo hace mal, ahí sigue todavía.
ROJO – Además, ninguno sería capaz de implantar una auténtica política socialista. Yo soy el rojo, como mi padre, el color de la sangre del pueblo, y también tengo el puño en el pecho, en la izquierda, que es donde el corazón late.
PEPÉ – Tú si que eres un carca, rojo, tú sí que lo eres.
ROJO – Lo somos los dos Pepé. Los tiempos corren sin piedad, pero lo que no quiero es que todo acabe mal, Pepé, la gente empieza a sufrir, lo de los años treinta... Pepé, la gente sacrificándose por tú padre y el mío, eso no se tiene que repetir.
PEPÉ – Bueno Pepé, ahora eres tú el que compara. Mira lo bien que estamos ahora. Lo que tienes que hacer es estarte quietecito, y menos corazón y menos pecho.
ROJO – Ay Pepé, pues si yo no estoy para batallitas. Mira que me das envidia. Pero es que te veo ahí en el poder... mira, la verdad es que yo ya me canso.
PEPÉ – Ay Rojo, rojito. Si en el fondo me caes bien. Uno no nace aprendido, mira que la final nos haremos amigos y todo, ahora, a nuestra vejez.
ROJO – ¿Y no te apetece retirarte ya? Tenemos asegurada una buena pensíon vámonos a algún sitio lejano y tranquilo, a descansar y matar el tiempo. Podríamos ceder el poder a los nuevos, puede que ellos sepan más de la movida que nosotros
PEPÉ - ¿De verdad piensas eso?¿Ahora eres amigo de los otros?
ROJO – No, bueno... quizá no a ellos, pero sí a otros
PEPÉ - ¿Qué otros?
ROJO – No sé, pero por ejemplo, en el 15M se demostró potencial
PEPÉ - ¿15M? ¡15 ostias son las que te vas a llevar!
ROJO – Bueno Pepé, tampoco te pongas así
PEPÉ – Dejárselo al 15M... ¿pero tú estas tonto o qué? ¡Lo que hay que oir!
ROJO – Bueno, tampoco eran tan malos...
PEPÉ - ¡Perro flautas, rojo! ¡Unos perro flautas!
ROJO – Perro Flautas, Pepé, pero con sesera. La cantidad de gente que captaron, eso no lo hace cualquiera y salieron en todos los medios.
PEPÉ - ¡Bueno, bueno! Quién me mandará a mí quedar con el rojo para tomar una cerveza. Si ya me lo dijo mi padre, ¡a los masones ni dirigirles la palabra, que no son de fiar!... Salieron en todos los medios (se burla), ¡vosotros que lo permitísteis!
ROJO (de pronto se enfrenta a él) Pues tú eres un inútil. Tu padre lo era y toda tu ascendencia. Y que sepas que no te envidio, si la gente lo que quiere es un imbécil en el poder ¡Que se jodan!
PEPÉ – Eso, ¡que se jodan!
ROJO – Sí, ¡que se jodan!

(Silencio. Beben en silencio y se calman)
(Al rato el Rojo mira la cerveza melancólico y empieza a hablar)

ROJO – A veces me siento triste Pepé, ya no sé qué está bien y qué mal. No sé dónde vamos a ir a parar
PEPÉ – Bueno, es que siempre fuiste un quejica
ROJO – Hablo en serio
PEPÉ – Tanto sindicato no te venía bien, te lo he dicho mil veces
ROJO – Vale. Te he entendido. Si es que no sé lo que me pasa, es que, me siento sin energías ¿será el cambio climático?
PEPÉ - ¡No digas tonterías!
ROJO – ¿Qué hago Pepé?
PEPÉ – Bueno Rojo, no te preocupes tanto, ya sabes... los tiempos son difíciles...
ROJO – Sí, difíciles...
PEPÉ – Pero todo irá mejor, lo que tienes que hacer es dejar que el tiempo pase
ROJO – Quizá sea eso...
PEPÉ – Claro

(Silencio. Terminan la cerveza y regocen las chaquetas)

PEPÉ – Bueno ¿dónde quieres ir ahora?
ROJO – No lo sé, ¿dónde quieres tú?
PEPÉ – No se, me da igual (en ese momento pone su mano en el hombro de Rojo) Por cierto, llevo unos días pensando... bueno, sabes que me gusta saber tu opinión y contar contigo... he estado pensando en un nuevo paquete de reformas y quería enseñártelas y ver qué te parecen...
PEPÉ – Hay que ver Pepé, si es que nunca vas a cambiar

(Ambos ríen)
(Se van amistosamente del bar. Se hace del oscuro)


jueves, 6 de febrero de 2014

TRASTOCA MI MUNDO

Los gorriones revolotean por debajo de las mesas buscando desperdicios. Algunos dan saltitos encima de las mesas ausentes. El camarero llega a una de las mesas y retira los platos y los vasos usados, espantando a dos de ellos, que dan varias vueltas en el aire hasta que vuelven al suelo con el resto.
Felipe tira un fruto seco donde se encuentran concentrados y observa su reacción; al principio se dispersan para luego examinar la pieza de comida y volver en carrera a conseguir el fruto seco. Siempre es uno el que lo coge, observa, la competición está siempre rendida, aunque el más grisáceo suele ser el ganador.
He comprado una nueva hierva, se llama damiana ─Marta rompe el silencio y Felipe la mira ─Te la recomiendo, está muy rica y es muy saludable.
─ La conozco, es afrodisíaca, no me gusta tomar nada afrodisíaco a no ser que lo necesite expresamente.
Marta lo mira fijamente y Felipe intenta intuir lo que los ojos de ella expresarían detrás de las gafas oscuras, “nunca dirá qué es lo que no le gusta de mi comentario, nunca lo hace”.
─ Si quieres pedir algo más aprovecha ahora ─Felipe señala al camarero, casi termina de cargar la vajilla en sus brazos ─ ¿No querías más frutos secos? a mí con esta cerveza me sobra.
─ Ya se me quitaron las ganas ─dice Marta sin moverse detrás de las gafas de sol.

El día es radiante y espléndido.
Felipe llevaba todo el día fuera, había decidido levantarse por la mañana temprano y no pensar en nada, solamente en dedicarse por entero a sí mismo. Antes de la cita pasó dos horas en el río leyendo un libro de poemas de Arturo Tendero que cogió por azar en una librería de segunda mano. Felipe recuerda el río, el tránsito continuo de las pequeñas olas y se da cuenta de lo rápido que el día estaba pasando.
─ El otro día mi madre se apuntó a clases de yudo ─dice Felipe
─ ¿De yudo? ─ sonríe..
─ Sí, “tu siempre has sido muy pacífica “ le dije, ¿Por qué no otra cosa?. Bueno, resulta que una amiga suya llevaba dos meses yendo y al final ella quiso probarlo.
─ Me alegro por ella ─ Marta coge su vaso de tónica y le da un trago ─¿Por qué querías verme?
Felipe esperaba y no esperaba su pregunta, odiaba que siempre intentara pillarle desprevenido.
¿Y tu madre? ─dice Felipe
─ ¿Mi madre? Muy bien ─ Marta guarda silencio, y de nuevo, fija su mirada oculta en Felipe.
Los pájaros se han dispersado aún más.
Ellos dos son los únicos clientes que quedan en la terraza.
─ Te dije que quería que hablásemos... no hay un motivo concreto
─ Sí que lo hay
─ Quiero saber de ti, saber cómo estás.
─ Pues estoy muy bien.
Felipe recuerda a su compañera de piso. La noche anterior hicieron una sopa de verduras con todo lo que sobraba en el frigorífico.
¿Hay otra persona?
─ Hay muchas ─En realidad no hay otra persona, pero le molesta que ella lo pregunte ─ hay muchas personas además de ti
─ Me gustaría que no hayas quedado conmigo para juzgarme
─ No tengo el más mínimo interés en juzgarte
El camarero se asoma a la terraza después de descargar la vajilla en la cocina.
─ Sabes Felipe ─ Marta pone sus manos en la mesa ─las cosas son muy complejas, todo es tremendamente complicado, pero en realidad no es así, todo es muy sencillo.
─ Creo que estoy de acuerdo
─ Tú siempre lo haces complicado ─ Felipe no entiende a qué se refiere, intenta reflexionarlo, y esa frase “tú siempre lo haces complicado” retumba en su cabeza, pero no sabe qué contestar.
¿Pero por qué lo hago complicado?
─ Pues ─tajantemente─porque no quieres aceptar, lo evitas todo, y huyes, escapas.
Los pájaros siguen paseándose por debajo de las mesas y Felipe ve cómo el camarero los observa mientras dan pequeños saltitos. El camarero le recuerda a cuando él solía trabajar en una discoteca y estaba cada jornada a punto de cerrar. Solo al final de la noche se daba cuenta de que a su alrededor pasaban cosas. Era muy divertido ver a la gente hablar cuando ya estaban borrachos. A veces le parecía que la discoteca se convertía en un teatro que representaba la misma escena noche tras noche . “lo hago todo demasiado complicado”.
─ Todo es complicado, pero en realidad, es sencillo ─Felipe repite su frase, intentando sacar algún punto esclarecedor ─El problema de acabar viéndolo sencillo es que puede que tu sencillez no coincida con la mía.
─ La sencillez es evidente, y hay pruebas de que hay solo una cosa importante, solo una.
Solo una para ti, quizá no la misma que para mí.
Felipe nota una ligera debilidad en su espalda, como si la columna quisiera doblarse, como si repentinamente hubiera perdido la fuerza, o la motivación por mantenerse erguido. Cuando trabajaba nunca se solía cansar, aunque luego caía rendido en la cama nada más volver.
─ Tanta abstracción... Ahora mismo no estamos buscando la sencillez de la que hablas. Me cansa tanta abstracción, o debería decir, imprecisión.
¿Yo soy imprecisa, Felipe? ─Marta cruza los brazos
─ No te digo a ti, digo la conversación.
─ Si no quieres que sea imprecisa dime para qué me has llamado
─ Es que no hay un motivo, no lo hay, de verdad.
Marta se saca un mechero y un cigarro ya liado del bolso de cuero. Lo enciende.
─ ¿Ahora fumas?
─ Sí, pero no se lo digas a nadie ─echa el humo de la primera calada y sonríe, mientras cruza las piernas.
─ Si yo... a veces también lo hago
Felipe recuerda todas las veces que Marta había criticado a sus amigos por fumar, “es una forma tonta y gratuita de asesinarse”. Sus amigos solían bromear en ocasiones sobre su excesiva implicación en el fomento de la salud, le solían decir “la defensora del pueblo”. Ella se solía reír ante el comentario, aunque Felipe siempre pensó que a Marta no le caían bien sus amigos.

Felipe hacía demasiado tiempo que no veía a Jose, Juan y Carlos. Hace cinco meses vinieron a visitarlo y estuvieron cuatro días seguidos de fiesta. Una de esas tardes resacosas, justamente vinieron a esta cafetería en la que Marta y Felipe se encuentra ahora

“─No jodas Felipe, yo creo que hiciste bien, le echaste un par de huevos
─ Pero es que ─Felipe se llevó las manos a la frente de una forma cómica, sobredramatizando por el alcohol ─ La muy zorra trastoca mi mundo y te juro que a veces la mataría, pero cuando estoy con ella...
─ Sí, sí, sí ─dijo Carlos, y le indicó al camarero, que estaba en la barra, con el dedo índice que les pusieran otra ronda ─es una droga que te atrapa
─ Claro Felipe ─Dijo Juan, riéndose y apoyando su mano en el hombre de Felipe ─estás en período de desintoxicación y eso lleva su tiempo ─el camarero trajo unas cuatro nuevas jarras─ y qué mejor para un período de abstinencia que grandes ingestas de una droga un
poco más benigna ─Carlos mueve la cabeza de un lado a otro, buscando la complicidad en todos sus compañeros mientras emite grandes carcajadas
─ Es que, es como una hechicera... ─todos rieron copiosamente
─ Una bruja, Felipe, una bruja ─ dijo Jose
─ Vale, pues una bruja ─ Felipe no se había percatado ni de que habían traído otra ronda ─Es cierto, es como una bruja, quizá le robé la escoba antes de irme y resulta que estaba maldita. Quizá ella me está castigando sin que yo me de cuenta...
─ Eres un hereje, Felipe ─ Carlos levanta la copa, esperando un brindis ─¡Por los traidores, por los condenados!”

─ ¿Sigues teniendo dolores de espalda?
La debilidad de su columna se había incrementado desde que se sentó ahí con ella. Su pregunta le hace sentir desnudo. Ella creía que todo el dolor físico tenía un origen mental; “somatización, somatización, somatización” estaba cansado de oír esa palabra.
No me puedo quejar
─ Ya ─ golpea el cigarrillo y la ceniza cae ─ Siempre evitando.
¿Pero evitando el qué?
─ ¡A ver Felipe! ─ alza el cuerpo diagonalmente en dirección a la mesa ─Todo es somatización, todo!
Felipe se muerde la parte inferior de los labios
¡Ya! Y el destino existe
─ Pues sí, todo está conectado y las señales están ahí, todo el rato, y tú no te enteras y si no las ves es porque estás ciego
─ Esa es tu sencillez ¿verdad?
No, es la de todos, pero no quieres ver, no quieres aceptar

Últimamente Felipe reflexionaba profundamente sobre el concepto de amor. Le suele preguntar a casi todas las personas con las que desarrolla una mínima confianza qué es lo que piensan del amor, especialmente a las parejas que para él son modélicas, cuando habla con ellas siente que aprende mucho más de lo que él mismo es consciente.
─ Sabes algo, me parece que veo, y cada vez además, veo mejor ─dice Felipe, aunque sus palabras se resisten, se expresa con claridad.
Marta se quita las gafas de sol, éste ya no irradiaba tanto. Ella mira fijamente la esquina rota del mantel de la mesa. Juan sigue hablando.
Y hay una cosa que cada vez tengo más clara, que uno llame ciego a otro, como si se creyera poseedor de un sentido único... eso me pone de los nervios.
─ Claro, te pone de los nervios porque estás ciego
─ ¡Me pone de los nervios porque eres una intolerante y una egocéntrica! ─de un movimiento con los brazos tira el vaso de cerveza al suelo, se hace añicos. Los pocos pájaros que quedan se espantan y el camarero despierta de su divagación y los mira con la bandeja plateada colgada del brazo.
Marta tensiona su cuerpo y eleva los hombros como si retuviera un impulso.
─ Para eso me has llamado ─decisiva, recoge su abrigo y su bolso ─ Para faltarme el respeto.
Marta se levanta y se pone las gafas de sol de nuevo, se queda a un metro de la mesa mirando a Felipe
─ Primero me abandonas y ahora me maltratas ─hace un amago de irse, pero se para 
reflexiva un segundo ─ no me vas a volver a ver el pelo nunca más.
Se esfuma, echa a andar por el parque y se pierde entre los pasillos que reticulan los jardines.
El camarero va a la mesa para barrer el vaso roto.
─ Lo siento mucho, fue mi culpa déjeme barrerlo a mí ─dice Felipe.
Felipe forcejea comedidamente con el camarero.
─ Es mi trabajo, no se preocupe.
Al final, tras su persistente empeño, Felipe consigue desprender la escoba de las manos del camarero y comienza a barrer los cristales rotos.
Pasado el espanto, ningún pájaro vuelve a la terraza.

6-1-14