lunes, 20 de mayo de 2013

EL AMOR BUSCA NACERTE


El amor pretende llegar allá donde la conquista
de la lógica no logra maximizar tu expansión.
El amor se cuela entre los rescoldos de tu expirado habito,
de la costumbre cochambrosa que mantiene al teorico racionalizador
injectándose sus teoremas.

El amor condiciona la electroconducción de tus neuronas,
y se discurre entre ellas de la mano del sufrimiento,
y se cortejan en la danza, como fantasmas de hedones,
hasta nunca acabar de extasiar,
con la atónita y rebelde convulsión,
a tu permanente testarudez.

El amor es la llave a la puerta del cambio paradigmático;
el amor es el grito de la base de tu escala de instancias psíquicas;
el guía mudo que con su irradiante voz de clamos guturales
redirige el devenir de la marcha procesual de tu vida.

El amor se irrita y se inflama
cuando con la energía de los músculos de tu lógica
quieres conducirte al recodo opuesto
del cual él se reconoció en su origen.
Entonces te allanará reblandeciendo tus cimientos infantiles,
y se proyectará en objetos lejanos y básicos,
hacia los cuales, tu narcisismo se resistirá tajantemente a llegar.

Puede que al final te permita empatizar con tu mascota,
hasta que llores la pena que ella nunca tuvo
desde el telón de fondo de aquello, que seguro, defiendes
como el solemne planteamiento de tu defensiva realidad.

Realmente, el amor no es más que tú mismo,
y lo sabrás cuando consientas esa declaración
y todas tus instancias maculadas viren y se arrodillen ante él.

El amor te convencerá para dejarte llevar por su extensiva fe,
una fe sin argumentos, que ni mucho menos,
te salvará más de lo que tus creencias lógicas lo hacen,
pero te mantendrá presente y te otorgará la sensibilidad
necesaria para apreciar la simple sencillez de estar.

Así fue como él nacio.

miércoles, 1 de mayo de 2013

TÁCITOS TESTIGOS


          La mano de un ángel danzaba escondida entre la densidad de las nubes,
inmaculada y suelta mano que experimenta la disociación con su celestialidad,
explorando la metafísica prohibida, se sigue moviendo desnuda y con suavidad, 
jugando con las moléculas de vapor sin ser consciende de su creación, solamente
se deja llevar creando arte de la naturalidad.
         Un ojo amarillo y gigante hace su indulgente parpadeo en los resquicios clarividentes
de la constante corriente de nubes. Restos dispersos y desconectados de un rostro perfecto y angelical, cuya composición solo depende de la expectativa proyectiva del mortal.

Tras la cosmológica catarsis:
El hombre del sofá contempla sus arrugas en su espejo;
la madre se plantea que podría haberlo hecho mejor;
el filósofo expulsas los conceptos por la ventana;
la llorona testifica su despilfarro de quejas.
Perplejos agricultores que contemplan la resistencia pacífica 
del inexorable crecimiento de la hierva,
la madera de los muebles se disloca 
y traga la vajilla y los amuletos con un alienante chisqueo;
las mascotas delinean su categoría y con su más sabia mirada 
relativizan la supremacía natural de sus dueños;
los historiadores abandonan su antropologismo;
Los galardonados equiparan sus trofeos al último peine usado por sus madres.

¿De dónde viene esa mano? ¿Y el gigante guiño?, nunca nadie lo sabrá.