Mesa espeso estrella
¿cometa? ¿Cometa? Estoy muy bien ¿Comes
ta?
Sí, en la mesa, donde tomo café. ¿Espeso?
Sí, es peso,
Y también es volumen y vacío y aire. Y con
cada trago te energizas,
Envías señales a los retenedores de tu
vitalidad (esas celules que se
Comprometen a salvaguardarse y contenerse
en un precioso contrato con
Sus respectivas membranas) y te
energizas? Sí, te energizas, y millones
De fenómenos en la inexistencia del tiempo
se dan, el volver de un cometa,
La explosión del universo, una
respiración, una palpitación. Y todo, lo pequeño
Y lo grande parece inmenso. Silencioso y
majestuoso.
Cuando conecto con ese sentimiento me da
igual morirme. Lo llamo vértigo existencial. Para algunos es la ruina
espiritual, una penetración impía en la
Desesperación y desesperanza. Y cuantas
más palabras más te alejas
Del fatigoso silencio. Exacto. Pero
transitada la bruma todo se vuelve vertiginoso.
Y hermoso. Exacto. Y pasional. Infinitamente. Todo infinitamente bello, porque
es
Un sentimiento que te vuelca y te rodea
como la nata montándose por una bella lozana que tiene las mejillas rosadas. En
ese punto puedo llorar. Sin motivo, simplemente por contemplación. Porque la
existencia, la no existencia, lo
Importante, lo insignificante, todo se
cierra como un círculo perfecto y no hace falta nada. NADA. Que extraño
protagonismo este de estar aquí, de ser este yo,
De contener esta energía de portar este
motor estas ganas de vivir, que fortuito,
Que bellamente azaroso. Noto como una
energía compactándose en el centro,
De allí, de esa fortaleza tantos años
manida surgieron todas las producciones férreas de mi vida, toda la poesía,
toda la pasión, todo el amor. Antes todo era carcoma, no verte compactado te
daba miedo. Sí, cierto, pero ahora da vértigo la inexactitud, la parcialización
de mi mismo, la elementalización del trascurrir, porque yo me disuelvo como una
ola en una orilla, y grajeo como el agua entre las piedrecillas, y todos nos
abundamos en ese nada. ¿Pero es vacío? No es vacío. Porque la muerte es el
cuenco de la vida, porque nada acaba salvo el espejismo de la finitud, salvo el
maquetado relato de comienzo desarrollo y fin. Saca la cabeza, sumérgete para
no ahogarte más, bucea con suavidad, levanta la mirada, vuela alto pero con
cautela, ten la mirada altiva, la fortaleza con discreción y las palabras
justas. Adiós compañero.
(con palabras clave 28 febrero conersacion con alejandra)