(Rojo
está esperando sentado en la mesa de un bar. Pepé llega al bar y
lentamente, debido a su edad, se acerca a la mesa y se sienta. Rojo
habla lento y parece bastante dócil y sumiso. Pepé habla con más
soberbia y altivez. Se nota que se conocen desde hace mucho tiempo)
ROJO
– Llegas tarde Pepé
PEPÉ
– Lo sé, rojo, lo sé
ROJO
– Y tú eres el que me citó
PEPÉ
– Que sí rojo, te he citado yo y no quiero que estés de mala gana
ROJO –
¿Entonces por qué llegas tarde? (Silencio) Si es que eres un
impresentable
PEPÉ
– Bueno Rojo, tampoco es para tanto, se me ha hecho tarde, no
le des más vueltas
(llega
el camarero y ordenan dos cervezas)
ROJO
– Bueno, a ver... ¿qué quieres?
PEPÉ
- ¿Qué quiero?
ROJO
– Sí , ¿algo quieres no? ¿O si no para qué me citas?
PEPÉ
– Te he citado para hablar Rojo, y para hablar tranquilamente
(silencio). Ya sé que las cosas no van muy bien últimamente,
Rojo. Pero nos conocemos, nos conocemos muy bien y hablar no viene
mal.
ROJO
-Ay Pepé, siempre has sido muy listo
PEPÉ
– Bueno Rojo, yo creo que ninguno de los dos es tonto, se hace
lo que se puede, ¿no? Y a veces se tiene suerte y otras no
(Rojo
se calla porque sabe que tiene razón. En ese momento llega el
camarero con las cervezas. Ambos beben en silencio)
PEPÉ
– ¿Sabías que nuestros padres también solían tomar cerveza
juntos?
ROJO
– Sí, antes de que pasara lo que pasara.
PEPÉ
– Sí, antes de eso. Mira que terminaron mal las cosas Rojo. Pero
si nos comparamos, ahora van bastante mejor que antes, ¿no?.
ROJO
– Hombre, me vas a comparar Pepé, nosotros no hemos vivido una
guerra
PEPÉ
– No, desde luego, pero cada uno tiene sus empeños, y parece que
no olvidamos.
ROJO
– Parece que vas de moralista ahora, si es que te sienta muy bien
el poder, cuarenta años estuvo tu padre gobernando, sin descanso, y
no se cansó tampoco de ser moralista.
PEPÉ
– El pasado estuvo mal, Rojo, yo soy el primero que lo dice
ROJO
– Estuvo mal... Lo que pasó en los años 30... es que no puedo
pensar en eso, Pepé. La cosa es que tampoco puedo olvidar, así que
no me pidas que olvide
PEPÉ
– Ay Rojo, ya tenemos cierta edad, y no hay que sulfurarse tanto,
para lo poco que nos queda...
ROJO –
Pero es que tu padre Paco era un desconsiderado. Pero es que os
parecéis, Pepé, a tu padre le daba igual la sangre derramada y a tí
ahora te da igual la gente que ya no tiene dónde caerse muerta.
PEPÉ
– Sabes que eso no es así, Rojo, pero los tiempos que corren ahora
son difíciles
ROJO
– Bueno, es que para tí todo es muy fácil. Con servir al
señorito, criar, e ir a misa los domingos ya estaría todo
solucionado.
PEPÉ
– Bueno rojo, es que lo hacemos demasiado complicado. Quién nos
mandaría a nosotros irnos a Europa, en los tiempos actuales uno se
olvida ya de quién es.
ROJO
– Qué simple que eres cuando quieres.
PEPÉ
- ¿Y qué se te ocurre a tí? Envidioso, no haces más que
criticarme pero sabes que al final todo el mundo sabrá quién tenía
la razón. Lo que pasa es que no querías verlo y claro, al final se
le vió el plumero a tu hipocresía.
ROJO
– ¿Hipócrita?¿Hipócrita yo? Bueno, qué poca vergüenza, se ve
que en los últimos años tú no has sido hipócrita, solamente hay
que preguntar a cualquiera de la calle para saberlo.
PEPÉ
- ¿Pero tú te crees que a la gente le importa mi hipocresía?
Mi hipocresía va siempre por delante, y cuando solucione el enredo
que tú has formado entonces la gente lo agradecerá. Y cuando la
gente esté agusto de nuevo ya te diré yo a tí quién es hipócrita
y quién no.
(Silencio.
Beben un rato y se quedan en silencio)
ROJO –
Bueno, ¿y qué quieres?
PEPÉ
– ¿Qué quiero?
ROJO –
Sí, ¿qué quieres?
PEPÉ
– Coño Rojo, ya te lo he dicho, sólo quiero hablar
(Vuelven a beber cerveza)
ROJO
-¿Y después?
PEPÉ
- ¿Después de qué?
ROJO
– Coño, cuando soluciones la crisis.
PEPÉ
– Oh, cuando el mundo tenga por ejemplo a España en su gestión
económica no habrá quién se resista a nuestra expansión y España
volverá al sitio que le corresponde erigiéndose como imperio
mundial.
ROJO
– Bueno Pepé, no será para tanto, que ya no eres tan joven.
Mayoría absoluta que tienes y no eres más que un carca. Si yo
estuviera donde tu...
PEPÉ
– Si tu estuvieras... ¿Qué? Venga, dilo.
ROJO
– Si yo estuviera ahí... Oh Dios. ¡Cómo echo de menos la gestión
del poder judicial y el control de los medios de comunicación!. La
gente iba a estar más agusto y verían tu verdadera cara.
PEPÉ
– Jaja, ayy Pepé, en el fondo somos lo mismo, en el fondo eres
igual que yo
(Pepé
coge la copa de cerveza y brinda en el aire)
ROJO
– Yo no soy como tú Pepé, tú no te preocupas por la gente, ¿Cómo
puedes reducir el subsidio de desempleo?
PEPÉ
– ¡Que se jodan! (Lo dice riéndose y al decirlo tira
cerveza de la boca)
ROJO
-Eso, encima de todo con bromas, me parece que no está el horno
para bollos. Pero bueno, te quedan solo dos añitos y cuando yo
llegue al poder entonces todo volverá a la normalidad.
PEPÉ
– Qué inocente que eres Rojo. ¿No te das cuenta de que la
competencia se te echa encima? Si no te aclaras ni tú mismo.
ROJO –
Perdona Pepé, pero yo sigo siendo el líder de la oposición
PEPÉ
- ¿Y el verde?¿y la naranja?
ROJO
– Bueno, la naranja lleva aquí poco. Y el verde... no me
reconocerás Pepé que con el tiempo no le has cogido cariño. Toda
la vida juntos, qué batallitas que nos hemos pegado.
PEPÉ
– Reconozco que el cabrón no lo hace mal, ahí sigue todavía.
ROJO
– Además, ninguno sería capaz de implantar una auténtica
política socialista. Yo soy el rojo, como mi padre, el color de la
sangre del pueblo, y también tengo el puño en el pecho, en la
izquierda, que es donde el corazón late.
PEPÉ
– Tú si que eres un carca, rojo, tú sí que lo eres.
ROJO –
Lo somos los dos Pepé. Los tiempos corren sin piedad, pero lo que no
quiero es que todo acabe mal, Pepé, la gente empieza a sufrir, lo de
los años treinta... Pepé, la gente sacrificándose por tú padre y
el mío, eso no se tiene que repetir.
PEPÉ
– Bueno Pepé, ahora eres tú el que compara. Mira lo bien que
estamos ahora. Lo que tienes que hacer es estarte quietecito, y menos
corazón y menos pecho.
ROJO
– Ay Pepé, pues si yo no estoy para batallitas. Mira que me das
envidia. Pero es que te veo ahí en el poder... mira, la verdad es
que yo ya me canso.
PEPÉ
– Ay Rojo, rojito. Si en el fondo me caes bien. Uno no nace
aprendido, mira que la final nos haremos amigos y todo, ahora, a
nuestra vejez.
ROJO
– ¿Y no te apetece retirarte ya? Tenemos asegurada una buena
pensíon vámonos a algún sitio lejano y tranquilo, a descansar y
matar el tiempo. Podríamos ceder el poder a los nuevos, puede que
ellos sepan más de la movida que nosotros
PEPÉ
- ¿De verdad piensas eso?¿Ahora eres amigo de los otros?
ROJO
– No, bueno... quizá no a ellos, pero sí a otros
PEPÉ
- ¿Qué otros?
ROJO
– No sé, pero por ejemplo, en el 15M se demostró potencial
PEPÉ
- ¿15M? ¡15 ostias son las que te vas a llevar!
ROJO –
Bueno Pepé, tampoco te pongas así
PEPÉ
– Dejárselo al 15M... ¿pero tú estas tonto o qué? ¡Lo que
hay que oir!
ROJO –
Bueno, tampoco eran tan malos...
PEPÉ
- ¡Perro flautas, rojo! ¡Unos perro flautas!
ROJO
– Perro Flautas, Pepé, pero con sesera. La cantidad de gente que
captaron, eso no lo hace cualquiera y salieron en todos los medios.
PEPÉ
- ¡Bueno, bueno! Quién me mandará a mí quedar con el rojo
para tomar una cerveza. Si ya me lo dijo mi padre, ¡a los masones ni
dirigirles la palabra, que no son de fiar!... Salieron en todos los
medios (se burla), ¡vosotros que lo permitísteis!
ROJO
– (de pronto se enfrenta a él) Pues tú eres un inútil. Tu
padre lo era y toda tu ascendencia. Y que sepas que no te envidio, si
la gente lo que quiere es un imbécil en el poder ¡Que se jodan!
PEPÉ
– Eso, ¡que se jodan!
ROJO
– Sí, ¡que se jodan!
(Silencio.
Beben en silencio y se calman)
(Al
rato el Rojo mira la cerveza melancólico y empieza a hablar)
ROJO –
A veces me siento triste Pepé, ya no sé qué está bien y qué mal.
No sé dónde vamos a ir a parar
PEPÉ
– Bueno, es que siempre fuiste un quejica
ROJO –
Hablo en serio
PEPÉ
– Tanto sindicato no te venía bien, te lo he dicho mil veces
ROJO
– Vale. Te he entendido. Si es que no sé lo que me pasa, es que,
me siento sin energías ¿será el cambio climático?
PEPÉ
- ¡No digas tonterías!
ROJO –
¿Qué hago Pepé?
PEPÉ
– Bueno Rojo, no te preocupes tanto, ya sabes... los tiempos son
difíciles...
ROJO
– Sí, difíciles...
PEPÉ
– Pero todo irá mejor, lo que tienes que hacer es dejar que el
tiempo pase
ROJO
– Quizá sea eso...
PEPÉ
– Claro
(Silencio.
Terminan la cerveza y regocen las chaquetas)
PEPÉ
– Bueno ¿dónde quieres ir ahora?
ROJO
– No lo sé, ¿dónde quieres tú?
PEPÉ
– No se, me da igual (en ese momento pone su mano en el hombro
de Rojo) Por cierto, llevo unos
días pensando... bueno, sabes que me gusta saber tu opinión y
contar contigo... he estado pensando en un nuevo paquete de reformas
y quería enseñártelas y ver qué te parecen...
PEPÉ
– Hay que ver Pepé, si es que nunca vas a cambiar
(Ambos
ríen)
(Se
van amistosamente del bar. Se hace del oscuro)
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