jueves, 29 de mayo de 2025

No te queda más remedio que ir

 La hiperactividad nerviosa

genera un trance sin diálogo.


Se trata de pequeñas muecas que vibran entre las neuronas.


Sé que hay dolor, sé que hay martirio, oscuridad…duda

y todo eso se convierte en una caricatura poliédrica.


Un payaso de muchas formas.                 Un terror silente.

Un llanto extinguido en la letanía de un horizonte.

Una mirada inocua,                 presente,

sin palabras ni narrativa,

sin justificación, subtexto o misión:

¡Solo él está!: La mirada y su ojo perenne.


Ese trance sórdido de disociarte de la historia,

de las implicaciones con el aquí y ahora,

de permitirte otro lugar donde no te queda más remedio que ir:

            dadas las incoherencias evidentes de esta realidad,

            dadas las refinadas pesquisas de la materia y sus imposiciones.


La espiritualidad de lo infinito es el motor de la esencia (o algo así).

Pero, 

una espiritualidad sostenida en lo infinito,

constituye una dilución difícilmente utilizable

-el yo se destruye-.

...

Por escapar, puedes escapar de toda la jerarquía de Maslow.

Por ser, puedes sumergirte en la oscuridad óntica 

(más allá de si misma, donde se desvelan las máscaras) 

para encontrarte con Nietzsche 

y hacerte una paja muy sentida con él. 


¿A qué estoy jugando querido espíritu santo?  ¿A qué espiral fractal estoy sometido?


¿Qué rito inevitable que va constantemente en contra de la promesa es éste?


Vuelta a la estética (el payaso cerrando la puerta):

Un pasillo, una pared marrón, 

una mirada lasciva,             un destemplado juego de barbarie,

una pausa para procesar lo complejo,

un diente dolido,             un sueño inacabado y atrapado en si mismo,

una voz…..que vela y desvela.

                                                                                                                                29-5-25




miércoles, 14 de mayo de 2025

Escenarios


Eso de vivir consiste en transitar una sucesión de escenarios.
Una variedad total de escenarios.
Se incluyen noches inestables, donde uno se balancea entre la travesura y la torpeza.
Hasta días de supuesto cuidado, donde se procura preservar los tejidos y hacer un acto de fe en la longevidad, con la esperanza de que las dudas inmanentes se despejen.
También pueden surgir días en los que uno intenta tirar del bagaje 
para proyectar narrativas variopintas en sucesos irrisorios, con tal de simpatizar con el instante.
O también se puede proponer un juego: el de inventar una vida, una pose, 
una identidad que despeje, en un ligero amago, 
esas piedras que de repente me veo obligado a soportar.

5-5-25