Era un mundo de locos.
Todos engullían. Las mujeres salían a bailar los sábados noche,
se hacían las engreídas.
Todos buscaban algo, y los patrones comunes se desvelaban
eran obvios, pero nadie los veía.
Todo se obcecaba por los mis mos círculos,
con las mismas esperanzas y con la msima percepción
de exclusividad en la generación.
Los coches hacían ruido, las cocinas no paraban, la vajilla se rompía a veces,
pero con la música nadie se daba cuenta.
Éramos potenciales fantasmas en un ocaso,
ya éramos polvo, como estas palabras.
Mayo de 2015
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