Ella prosigue con su
lento camino.
Su ojo lánguido e
intempestivo
contempla la foto congelada
de su progresivo movimiento
y se acomoda con pobreza
a su entorno real y endeble.
Si figura se
reviste
de polvo y de
moda,
de un tino
sin delicadeza,
sin amor.
Sigue
caminando
con pisadas
que no pesan,
con posturas nimias y
cobardes
que la
dirigen inconsciente
al margen.
Y allí.
Allí vela con
oraciones mudas,
allí le desconcierta su sed
insacible y sin objeto.
Y allí ella
hace sus cálculos
con la muerte.
No lo sabe,
pero su deseo de
sobrevivir
resiente su espacio, estrecha sus áreas
la ciega a
las luces más intensas,
y solidifica el
cristal que separa su precariedad
de sus
sueños.
Pero ella,
aun así,
aun así,
continúa caminando.
5 de mayo de 2018.
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