inspirado con:
Padre.
Tú, que estás ausente,
que ahí permaneces. Intocable.
Una contrafigura.
…
Una desapegada presencia.
Una apegada ausencia.
.
Hay algo que aún me evocas;
una agria y a la vez dulce nostalgia.
De quizá algo que vi en ti…
Un potencial de amor, una ternura inocente
a pesar de que se cubriera de aspereza y agresión ( ......... ) eventual.
Tú, que no pudiste llegar a ti, A TI MISMO.
Podías solo verte a través de los ojos inalcanzables del otro,
a través del amor nunca alcanzado de ti mismo.
Y por eso tampoco podías amar.
Tú,
Que no pudiste llegar a ti,
que te ahogaste en el camino,
que te momificaste en una actitud tosca, inmadura y bruta.
No puedo evitar pensar en la ternura que a veces veía en ti…(piesitos).
No puedo evitar pensar en la ternura que veía en ti (José Miguel me lo dijo, eras un hombre bueno y tierno. Según él)
una fragilidad a veces mostrada, que pretendías que fuera comprendida,
pero que no podía ser comprendida.
La vida no te dio esa opción, creo que desde la infancia.
Creo que no tuviste más remedio que convertirte en alguien evitativo.
En un enterrador de emociones, de valentías, de relevancias...
Y la tendencia evitativa te llevó al consumo etílico.
Y ahí fuiste momia. Y ahí fuiste. Y ahí congelaste el tiempo.
Congelaste el corazón, porque siempre estuvo pendiente de ese abrazo.
Y digo que fuiste,
Pero eres. Porque vives.
Eres momia y estás congelado.
Como una leyenda que fulgura fuego entre la nieve.
Como las ranas que se congelan durante el invierno,
a pesar de… que sus aletargados órganos se mantengan vivos durante meses
(sumidos en la espera).
¿Por qué vives?
Que alivio que no fuera así. Pienso a veces.
Pero apareces.
…
Desapegada presencia
Apegada ausencia
…
Apareces en lo sueños,
llevando al extremo la atrocidad para que pueda ver tu ternura.
Siempre mostrando tu ternura sin mostrarte a ti, sin exponerte a sufrir el hecho de que TÚ PORTAS LA TERNURA. ¡Tú eres el único portador de esa ternura!
...
Aparecen tus conductas destructivas,
Ahora mimetizadas en mi.
En mi escapismo, mi capacidad inmanente de destrucción,
mi amor mal llevado,
de un portador mal llevado, mal amador.
Eres tú.
No puedo despedirme.
Me apenas.
Siento que en tu atrocidad y en tu aberrante forma
hay amor malformado,
autoenterramiento,
enterrado en el subsuelo, pero con una pequeña ventana que te oxigene,
que te de un mínimo de vida, de luz desapercibida (para un ojo ciego).
Como el que vive aun muerto, esperando algo…
…esperando ser visto,
esperando que le amen como nunca pudo amarse,
como no puede amarse por estar atrapado (así es) en si mismo.
Es instintivo.
Es incoherente.
Es humano.
Es bello y hermoso.
Pero a veces………… siento
que
te quiero.
.
Ya no es un mero raciocinio de que las experiencias adversas (nuestras experiencias. Tuyas y mías) me dieron fuerza y sabiduría (la inquietud que me fraguaron unas ganas incesantes por el conocimiento y la disconformidad. Y otros muchos más frutos).
No es un mero raciocinio,
aunque desde el raciocinio eres mi antípoda, o yo te localizo como tal.
Un ser vivo, con ojos ¡inerte! pero testigo de las sensaciones que pasan. Estupefacto. Como un bebé que abre los ojos por primera vez...
Inocente.
.
Cuando me pongo existencialista y pienso en este insignificante momento, en ahora,
¡esto, aquí!
De alguna manera siento que el tiempo es espiral y que más allá de este espectáculo, esta paródica narrativa, algo nos une, algo nos dispersará en el cosmos, algo nos enlazará en el infinito
(más allá de los personajes que ostentamos).
…
Momia petrificada en su incapacidad,
arropada en sus fracasos.
El tuyo. Congelado corazón que se caldea en la ensoñación, en una esperanza que se alimenta en el nunca, en la soledad, en la nostalgia jamás superada.
No te vas.
Te mantienes.
Per ma ne ces. . .
Desapegado al presente. Este presente que se imana a cada instante, que fluye y se escapa al mero momento de mencionarlo ¡Este!.
Apegado al pasado, que despierta la atrocidad, el dolor de lo vivido, el trauma de lo ocurrido, el anhelo de lo nunca ocurrido. La fantasía ostentada en la negación del daño.
Me contagias la momificación, que como una diáspora, se propaga en mis sueños. Incluso en mi piel.
Me contagias la congelación, que impasible, hace que mi corazón también fulgure, sin llegar a ningún lugar, recordándote, sin ser nunca tú. Sin tú ser nunca tú. Tu teléfono apagado en mi alma, tu teléfono encendido y desesperado de atención, alejado de todo con lo que tiene que ver mi vida. Tu teléfono clamando luz en la opacidad de una mirada indiferente... Absorto
.
Pero vuelvo tras tantos vaivenes, tantas palabras al uso, tanto raciocinio, tantos círculos en el pensamiento, tantos decoros atroces, tanto humor bárbaro.
Y noto esa rana vivir en el invierno. Y noto ese niño esperando que le nutran de seguridad y consuelo (tú, y a la vez yo). Ese niño, estupefacto por el ritmo de la vida y los sonidos incomprensibles que saturan sus oídos y las luces epilépticas que alienan su atención. Absolutamente pasivo. Un bebé camuflado en un adulto ordinario.
Te noto sentir, aunque no estés tú exactamente ahí. Te noto respirar, en la intención, en el potencial. Te noto amar, aun en el lecho, aun en la rendición, aun en la pausa de todo lo que no eres consciente.
¡Y me va el afán en despertar el amor donde hay tosquedad y martirio!
Donde hay víctimas en jaulas abiertas, verdugos lamentándose y pensamientos sin lenguaje,
… Sumidos
en las burbujas
del alcohol.
De alguna manera no te acompaño. Procuro no acompañarte.
Pero te me apareces en el exceso, la destrucción, la atrocidad, las pesadillas incomprensibles y los cuchillos que asustan, que me despiertan de súbito o me hacen reír (porque la atrocidad en el extremo se torna parodia, burla y humor). Y cuando me llevo a mi límite y mis monstruos dominan sobre mí, me viene una extenuante ternura, una empatía desde el estertor agonizante de una batalla no sentenciada ¡Y sus guerreros en vilo! Mirando el polvo ¡Guerreros abrazando la muerte y abrazando a sus enemigos!
.
Si aceptara mi amor por ti, mi pena por ti…
No tendría que convivir con tu esfuerzo (dentro de mi) por permanecer presente a contracorriente de mi voluntad.
De alguna manera tengo la certeza de que eso
es
amor.
Permitirlo.
Porque no me viene el alivio por mí, por instrumentalizar lo que supusiste, por calmarme. Tampoco………. tampoco como resultado de una empatía descarnada y desesperada que busque un perdón eximente, que busque librarte de la culpa de un dolor ocasionado. No es consuelo.
.
Esto es otra cosa. Va más allá.
Es amor. Es ecuánime. Es incondicional. Liviano como el polvo, como el son de una galaxia nunca terminando de estallar...
Porque de verdad que siento. SIENTO y entonces NO SIENTO:
No siento esa burbuja, no siento ese espejismo, no siento ese brote de simbolismos y caricaturas, ni esa atrocidad burlesca,
no siento ese incesante lenguaje de perfectas y afinadas palabras,
no siento esa figura trastocada, anónima, carcomida... no siento esa frialdad estoica.
.
NO
.
.
Noto la pena y el amor de posar mi mano en ti.
Compartir el candor. Simplemente.
De algún modo.
Estar aquí.
Estar durante un mísero segundo contigo.
vivir,
y vivir con la serenidad de cicatrizar
…nuestras
comunes
heridas
21.9.24