viernes, 27 de junio de 2025

Las conductas destructivas

Esto no es una poesía de Gloria Fuertes, ni una agrupación de mensajes infantiles que te consuelen (si es que yo pudiera tener tal potestad).

Prevengo que mi retórica, mi rítmica, mi prosodia y mi musicalidad (a veces masticada) y posiblemente mi pedantería resultarán erráticas porque errática es la inspiración. Porque errática es la energía de donde nace el orden y el compromiso verdadero.

Pedónenme. Vuelvo a repetir. Errática es la energía de donde nace el orden y el compromiso verdadero. El orden que nace del caos. Claro. En su origen el orden nace del caos. Pero eso no quiere decir que tengas que hacer apología del caos, que niegues tu derecho a identificarte con algo

Eso no quiere decir que prohíbas un YO NECESITO, YO SOY, YO PUEDO!. El orden nace del caos pero no por obsesionarte por proteger el caos vas a llegar al orden. No por faltarte azafrán a la paella te va a quedar sosa!

Despierta; ¡Esa alma que entrega su esencia a la individualidad, a la exhibición!

¡Y ahora parezco un cura previniendo del pecado!

Esa figura tan escuchada en antaño. O un clérigo. O un subnormal. Yo tampoco sé muy bien donde situarme en esta declamación pedante.

Pero sí se lo que es la destrucción (sin ánimos de censurarla, se destruye lo que tiene que destruirse, honestamente)

La conducta destructiva, verás...… vuelve este cura arropador de la estética. El moralista que peca debajo de la túnica. Que lleva a la tangente su sexualidad. El represor que vemos como restrictivo, como el malo. Como el enemigo que inhibe todos nuestras impulsos y nuestro instinto.

El cura no tiene la culpa. El caos no tiene la culpa. El cura solo ostenta y protege la moral. La moral es mala cuando no duda. El caos es malo cuando tras un tiempo sin construir tampoco duda.

El orden que nace del caos puede ser revertido. 

    El empuje del caos se beneficia del orden. ¡También! 

        Y la disciplina bebe de la creatividad 

            y la creatividad disfruta con la disciplina.

El título de esto es: “conductas destructivas”

Y en eso estoy.

En muchos hombres: las conductas “mal llamadas destructivas” garantizan que puedas esfumarte cuando te plazca, garantizan que haya libertad, que no estés preso, que no haya el más mínimo atisbo de opresión. Y ya de paso pones a prueba los cimientos.

....

La parte bonita:

Puedes tener una mujer que apuesta por ti, te cuida, que muestra flexibilidad, que ambos habéis visto las partes respectivas más oscuras, y habéis convergido para (aun en la atrocidad) hacer por buscar el abrazo. Parecía un bucle infinito de horror, pero no lo era. Era amor de él por ella y de ella por él, era amor propio si puede resumirse. ¡En resumidas cuentas era amor propio! Pero la conducta destructiva te da garantías de que puedes irte, de que aun hay esa proclamada libertad, de que no estás preso. ¡Antes de que me echen yo dimito! Yo dimito de esta miseria asfixiante, por supuesto. Así se ve cuando estás mal. Cuando te estás precipitando al aprendizaje. Que puede ser mandar a la mierda a esa persona (o drogarte en el nicho de tu amor hasta las trancas, o agredir la suavidad que te acaricia), puedes hacer eso o seguir con ella si muestra una belleza suficiente en el puente para permanecer. Porque lo que te hace mantenerte es la belleza en el puente (suficientemente sólido como para soportar tus desaires. Existe tal puente?). 

Y dejarla o quedarte. 

    Ambas opciones son orden. 

        Y el caos llegará haciendo que repitas el mismo atrocinio hasta que aceptes al cura, hasta que el cura abrace la destrución, hasta que el caos bese al orden.

Es complicado. Es complicado tomar consciencia más allá de discursos. Que no juegue a los videojuegos, que no sea celoso, que consienta una relación abierta, que sea alto, que hable con confianza a otros hombres, que me escuche cuando le hablo de política, que no se queje de mis pedos. Etc. 

Es complicado cuando absorbes mensajes individualistas (y  cada vez más personalizados) que te dicen lo mucho que tú vales, lo mucho que tú mereces, como ente especial y elegido, hijo de su madre!. 

Se te olvida que tu portas energía porque eres parte del todo! Sal del ensimismamiento! ¡Sal de ti! Mensajes que también te dicen que depongas el sentido del sacrificio en el suelo, en el fango. Que no merece la pena sufrir por nadie. Psicólogos a mansalva enalteciéndote para que les pagues; que te dicen lo que tú vales, lo que tú mereces….que te ensalzan tanto la dignidad que acabas confundiéndola con orgullo

    La confundimos genéricamente con orgullo. 

        Y hablo en primera personal del plural porque le damos ahínco al ego! Que bien se defiende, y qué buenas y finas estrategias tiene para proclamarse. Y sí, yo soy psicólogo, psicólogo que critica a otros psicólogos. Aquí estamos rizando el rizo y cagándonos en todo.

Ese ego no puede ser de otro modo y no se le puede pedir otra cosa, tampoco se le puede pedir otra cosa al caos, ni al cura, ni a el político que te cae mal, ni a perico el de los palotes, ni a tu puta madre.

Todo está donde tiene que estar si lo miras (ajustando el iris) ni demasiado lejos ni demasiado cerca. Solo en el punto donde el juicio no entra en la vaguedad ni se anticipa, justo ahí, uno se da cuenta que está todo donde tiene que estar. 

Porque no puede estar en otro lugar.




(pilotaje del 27-6-25)

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