En la poesía está tendida toda la
pena de la muerte,
ella solo descarga todas las
distracciones acumuladas.
Un sentimiento en mi memoria se
mantiene, no cesa
ni se elimina. Lo concibo como la base
y el núcleo de
todo.
Cuenco donde la reverberación en
negativo
anula el eco del pensamiento, araña
que recorta tejidos;
invirtiendo así su original función.
Color primitivo y monopolio de
sinapsis,
tercera dimensión constreñida en las
dos primeras.
Fuente de simbólicos eventos sin
ocurrir,
fuente de vómito, aspereza, asedio,
tormento y soledad.
Pareces tan arraigada, pareces tan
básicas e incondicIonal,
que desmontas con una vocanada el
cuento de mi vida.
Te nutres inicialmente de la
interacción con terceros personajes,
y aunque esa pérdida no causa grandes
desperfectos, la razón
de ser de ese resorte de escenificación
se transmuta y se muda
a la burbuja germinada, valores
añadidos de la creciente corriente
(me es indiferente, como una paja
rápida).
Pero después te cebas con lo cercano,
petrificas los rostros,
anulas los tejidos conectivos, enmudeces mi
auxilio,
aceleras el envejecimiento del conjunto
de esculturas,
y lo haces más veloz que el propio
desgaste, con ese proceso
denotas que tu biología no es más que
vida
¡Y me inquieta tanto no saber de dónde
viene!.
Ahora ya lo has logrado, me tienes
aislado, toda mi atención
para conmigo. ¿Es el momento de que
cedas al relevo?
4/12/12
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