sábado, 12 de octubre de 2013

7 días

la había deseado (y me había costado), por la potencial sensibilidad que me mostró, por la contumaz deslegitimización que dirigía, sin darse cuenta, a los latentes esquemas que yo proyectaba en las relaciones.

La desee por la sutil manera de curarme, haciéndome saber con sus gestos descargados de injuria que el aprecio, afecto y deseo no son incompatibles con ese invacilante modo de dirigir su presencia, que en ocasiones se asocia con orgullo, con la defensa ante el desapego.

Siento que he jugado a lo que acostumbro  que sea un dañino juego. Siento que esta vez el juego consistía en desdramatizar la partida y en jugar a cambiar las propias normas hasta el punto de que las fichas ya no se dirijan a perder o ganar, solo a disfrutar de los 7 días que hemos compartido.

28-08-13

No hay comentarios:

Publicar un comentario