martes, 4 de noviembre de 2014

TEORÍA FLOTANTE (Diciembre 2013)

Recabar suficiente información como para verse a si mismo en perspectiva.
Descubrirse como individuo indeterminado,  producto del azar. Se descarta información que explica esa situación y se mantiene cerrilmente la idea con consonancia de que hay agentes externos que operan en mi, por mi importancia. 
El ego, la inseguridad, ese el fondo, la necesidad de sentir que discurrimos bajo cierta preprogamación que nos supedita. Para ello no nos permitimos trascender de nuestros propios procesos mentales nos escandilamos ante la ligereza de ideas y no vemos que todo gesto y movimiento mental está en función de la gestión que hacemos de la información, está en función de cosas como nuestro estado, expectativas o amenaza percibida, estrés, sustancias endógenas...
Nos enamoras del pensamiento y nos atamos a su atractiva voz sin saber desligarnos incluso del objeto que le pensamiento quiere defender como verdad.
Entender constantemente que nuestra opinión de las cosas es perfectamente relativa, perfectamente imperfecta. 
Tanscender con una explicación imprecisa, pero real de las cosas que trascurren en nosotros. Aprender a desconfiar sin recelo salvo de lo verificado una, dos , tres y novecientas veces, aquello que más nos acerca a la realidad inmediata de las cosas, que nos permite intervenir en nuestros problemas reales.
Las creencias que mantienen nuestra supervivencia te desligan de la sencillez de lo relevante, te hacen someter tu comportamiento a una teoría flotante y consolante que lo que hace es impedirte ver la realidad de tus condiciones, unas mas tristes que otras, unas con más resistencia a querer exponerse y enfrentarse a esas reacciones tan legitimadas por su propio sistema de ideas, como la culpa, el ridículo, la indignidad. 
En ese sistema flotante uno acaba flotando con ello y espera que todo se aliene en su justa medida sin entender por qué debiera ser así, sin atisbar las razones de un compromiso que nos acerque a una vida más adaptativa. 
Que la fe no caduque puede incluso llegar a ser e motivo per se de la propia verdad cuando no hay ni una más que se quiso mirar, cuando ella es la única que se mantiene erguida, sin cimientos en el vacuo espacio del entendimiento.
Al final solo es evitación de esa verdad tildada de cruel que desde pequeños nos metieron en el culo, maquetaron nuestra jerarquía de preferencias y prioridades, nos dejaron caer en consuelos colectivos. A veces intuimos que ese temor es lo que mantiene estas teorías; si la humanidad viviera en la constante epifania de esa verdad, quiza se extinguiria. 
Estar preparado para ver la vida como real, no como una ficción que nuestro pensamiento desdibuja. 
Alejando la desgracia, eternizando el instante en un objeto material vacuo. La identidad ideología, cultura, todo depende de estar verdad subyacente, la verdad cruel que la vanguardia grita, la verdad cruel que el psicoanálisis no consigue precisar, la que los científicos sacan y el pueblo asume con una venda en los ojos, como una verdad de fondo que jamas llega a trasformarse en la profunda noción de los seres. 
Que hipócrita tendencia al gregarismo, que hipócrita tendencia a pensar libremente.
Esa gran verdad flotante. La única verdad, que solo se soporta bajo la construcción, tu construcción

21 de Diciembre de 2013


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