La vida es la reproducción de
tensiones no resueltas,
un constante flujo de perder el tiempo
que conduce a una cuenca agujereada.
El lenguaje interno, un partido
con agnosia al marcador y al tiempo,
¿y los intuidores de caminos alternos?
ciegos
espectadores gozando como perros.
Teledirigido sistema de intenciones
manejado
por el resoluto y carismático buscador
de placeres tempranos e intensos.
¡Y vino la exhibición!
Satisfecho el conectivo ego, soberano y
claro,
no queda por un momento ninguna lástima
al descubierto, ningun elemento dispar
que allanar.
24-1-2013
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