miércoles, 19 de marzo de 2014

ejercicio monstruo

Hoy el viento está alterado. Puede que los árboles se despierten, o puede que la propia fuerza de los sabios ocasione estos aspavientos. Lo que es cierto es que los cuervos no desarticularán las alas en su vuelo y que las bandadas volarán misioneras y a mi orden.
Las páginas de estos libros pesan, pero es tiempo de izar lo sabido, y de agitar la vara sobre mis siervos. La gran ventana, ese mundo externo y oscuro, el gran séquito cada vez más teñido por los dictámenes del señor “¡Seguid produciendo, no paréis!”. Debemos aprovechar ahora, ahora que se respira paz y los caballos oscuros solo despiertan rumores desde la espesura, ahora que la longevidad de los árboles, y el exterminio de sus compañeras, enlentecen aún más su marchito discurso.
Mi señor ─me giro. No aprendió lo de las interrupciones─ mi señor, ya lo tenemos.
Empezamos en el subsuelo. La premura no se obstaculiza. La materia prima nos rodea. Solo es necesario la determinación, y ser discreto con el mecanismo.
No está nada mal ─respondo ─este es más fuerte, mucho más fuerte, antes de preparar una espada a su medida asegúrate de que no es demasiado tozudo.
Todos acaban siendo similares, pero es lo normal, fueron germinados para la misma función. Pero he observado diferencias en la jerga entre las distintas hordas, eso es lo que me preocupa. ¡No es por mi por quien lo hacéis, recordad a quién servís!. La discreción es importante. Traed a mis semejantes, tratadlos del mismo modo. Su discurso será duro, pero yo ya sé qué es y qué no es corrupción. Necesitamos que el señor lo transforme y que el valor de la vida y el todo nos rija. Un árbol negro y pétreo no necesita un fértil empeño para brillar, ni tiene que sufrir los caprichos de los bravucones. Lo negro es estable y yo soy la penúltima rama de toda una hondeada jerarquía. El incipiente crecimiento del imperio permitirá exterminar la plétora del caos, y los reyes de turno desacralizarán la gloria. Nosotros perpetuaremos un mundo que toma parte de la propia muerte.
─Señor, he estado pensando, era lo de la misión que propusiste, hay un modo de hacerlo
Te dije que podríamos estar cerca de la corona. Pero sé que eres débil, muy débil, aún no confío en ti .
Ya estamos disponiendo las fichas, la partida empezará y los enemigos verán el juego desarrollado. Lo urdimos en silencio. Pese a ello, solo hay un sabio que puede sospechar, aunque su inquietud solo conseguirá que su ojo acabe en la aguja. Pese a mi confianza, no lo desestimo, siempre fue bastante avispado a pesar de que fuera gris.
La ventana, la ventana del mundo.

Grandalf, si quieres indagar, acabarás enfrentándote con el blanco antes de que lo esperes.

20-4-14

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