lunes, 15 de noviembre de 2010

LAS COSQUILLAS DEL RECUERDO (18-07-08)

En la botella quedó inevitablemente una base húmeda y gaseante que ya no pude aspirar con lo que alcanzó mis intenciones.

De ese hueco húmedo y fértil se desarrolló una armoniosa enredadera que se ató a mí, y ahora fortalece y da rigidez a mis pasos. Hace del sufrimiento momentáneo una insignificancia, y una irónica expresión. Ante la sed, esa enredadera emana de sus glándulas un líquido que me otorga satisfacción.

Ante lo desconocido se abren variantes e indefinidos objetivos, todos guiados por la inmadurez e inexperiencia, pero al menos, esta enredadera marca objetivos concretos en cada momento de forma automática y fugaz.

Poco a poco me ha ido obligando a mirar dichos objetivos con la misma estricta forma que el padre obliga al hijo a adquirir los protocolos de su aristócrata familia. Mi rostro se modificó y sufrió por las forzosas heridas que le hicieron sus espinas.

Yo era un feto neutral que soñaba con ser algo, cualquier cosa, que soñaba con las nubes y el cielo despejado y al mismo tiempo, que oscilaba inquietante sobre un abanico de posibilidades, las cuales todas provocaban inconformidad.

Pero me he dejado guiar por la regadera, me he saciado con el sudor de la sangre de mis propias mejillas.

De lo que “murió” esto nació, no tengo ganas de escribir casi nunca, incluso me he forzado para que de mí salgan estas palabras con las que me cuesta expresarme, solo quiero sentir los caminos interminables a los que esta regadera me lleva, el momento sin mayor esfuerzo que vivirlo ya me satisface.

Cuántas rotaciones de la vida y que indefinibles son los círculos que marca, no sé cuanto durará esto. Pero, sé que he de disfrutarlo y soy consciente de que las etapas se esfuman cuando recuerdo nuestros momentos que siempre se acompañan de un estupendo cosquilleo


A veces desearía darte todo lo que me has dado

a cambio de que me lo vuelvas a dar”

FRAN ANDREU 18-07-08

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