lunes, 15 de noviembre de 2010

PUES SI LO QUE QUIERES ES MIRARME... (24-05-10)

Un tanto ajeno a mi propio semblante, pero proyectando, éste sobre mí, su complejo por ser rechazado.

Digamos simplemente que quiero exhumarme por momentos de las ataduras de mis prendas y de la intención directa de mi aroma, el cual atañe a todo mi pronombre, y que con su efusión emborracha a las moléculas adversas, reaccionarias e hirientes de mi yo indudable.

¿Qué porqué estoy serio?

Mirame dentro, mira mis ojos, creerás que son el reflejo de otro sentimiento que se anida en mis pupilas, creerás que mi resignación está oprimida y concentrada por mis gestos, mis decoros y mis lágrimas.

Toda esa retícula perfecta, con la libertad de acoger el más pesado de los dolores, sería un gran resguardo que supraordenara esta guerra. Pero mi dolor no se vincula con nada, y la muerte quiere gritar pero se regula por el injusto precepto del silencio. Esa regla biológica, la de corresponderme con la mirada, es ya en mi una utopía.

Mira mis ojos, mira mi peinado, mirate a ti, mira los gritos de tu alrededor, ese libertinaje latente y enclaustrado en una dirección tan pobre, tan levemente determinada. Los pañuelos de despedida se desperdigan por las calles. Almas quejosas que sobreponen la aspereza de sus uñas a la bronca del corazón.

Realmente mírame si quieres, tan enfadado estoy con mi hipocresía que nada podrás ver. Mi alma es tangencial a mis ojos, y mi piel crece en mi propia piel, recubriendo mi bello como el cemento, y se convierte poco a poco, en la capa sedosa y apática de mis saludos.


FRAN ANDREU 24/5/2010

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